Hoy hace 52 años se dio la inauguración de los Juegos Olímpicos de México 1968, los cuales finalizaron el 27 de octubre, y durante esos 15 días de competencias nuestro país marcó su mejor participación en este tipo de justa, se dio la primera medalla en una mujer mexicana (la esgrimista María del Pilar Roldán) y por primera vez una mujer encendía el pebetero olímpico (la atleta Enriqueta Basilio).
Sin embargo, también hubo situaciones al estilo mexicano, como el momento en que el sargento José Pedraza dijo una grosería al terminar la prueba o cuando jueces mexicanos cargaron a Felipe Muñoz para dar la vuelta olímpica.
El 14 de octubre de 1968, Pedraza consiguió la medalla de plata en un cierre espectacular en el estadio olímpico de Ciudad Universitaria. Al entrar al recinto Pedraza se encontraba ya en medio de dos rusos: Vladimir Gulobnichiy y Nikolay Smaga, y ya en los últimos 300 metros de la prueba de marcha 20 kilómetros, el mexicano estaba muy pegado de Gulobnichi, pero no le pudo dar alcance. Al cruzar la meta, el marchista nacional soltó unas palabras de frustración tras no poder conseguir el primer sitio.
Así, Vladimir logró el oro con un tiempo de 1:33:58 horas, mientras que Pedraza la plata con 1:34, a solo dos segundos del ruso. En tanto el tercer peldaño fue para Nikolai Smaga (también de nacionalidad rusa) con 1:34:03.
“Lo de Sargento Pedraza fue una buena anécdota cuando dijo ‘chinga tu madre’ y fue cuando él iba en segundo lugar. Faltando 10 metros casi alcanza al ruso y se oyó clarito esa grosería por no haberlo alcanzado”, declaró Nelson Vargas, quien vivió en carne propia esos Juegos Olímpicos.
LOS JUECES QUE ENLOQUECIERON CON 'TIBIO' MUÑOZ
El ex director de la Conade también recuerda cuando el 21 de octubre los jueces mexicanos de natación perdieron la cordura en una premiación, y fue en el momento en que Felipe Muñoz obtuvo la medalla de oro en los 200 metros pecho.
“Jamás en la historia de la natación del mundo, y más con las ceremonias de premiación que son tan importantes, son muy solemnes, y cuando Felipe ganó, los jueces y la gente que estaba organizando la competencia, cargaron a Felipe, le pusieron un sombrero de charro, y le dieron una vuelta por la Alberca Olímpica como si fuera torero. Eso nunca no se había visto, y las premiaciones en Juegos Olímpicos son muy solemnes y muy respetuosas, pero a los mexicanos nos encanta el desmadre”, mencionó Vargas.
LA CLAUSURA CON ENTRADA GRATUITA
El 27 de octubre finalmente llegaría la clausura de estos Juegos Olímpicos, y al cual también tuvo una situación peculiar.
“En la clausura de los Juegos Olímpicos estaba lleno el estadio, y cuando fue a clausurar el presidente Gustavo Díaz Ordaz, le dijo al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez que había mucha gente afuera y queriendo entrar, y le dijo por qué no pasa esa gente, y Ramírez contestó porque no tienen boleto, pero el presidente ordenó a abrirle a todos, y así la gente entró con la posibilidad de sobrecupo. Estaba súper apretada la gente, pero ya sabes como somos los mexicanos, todo sabe en un jarrito sabiéndolo acomodar, y todo mundo entró y no pasó nada”
Además recuerda que cuando se clausuraron los Juegos, la gente caminó por toda la avenida Insurgentes.
“Todo mundo caminando, cantando y abrazados saliendo del estadio, por todo Insurgentes, todos los países, todos revueltos, y ha sido la primera vez en la historia que el desfile de clausura en lugar de ir todos formaditos fueron revueltos, como si fuera un solo mundo”, mencionó.