En los maratones, los corredores suelen fijarse metas personales: la mayoría trata de mejorar sus tiempos en cada participación, otros son más ambiciosos y buscan lograr un podio, pero absolutamente todos tienen el gran objetivo de terminar.
En el caso de Miguel Ángel Vargas la gran meta es la de imponer un récord de participación en el Maratón de la Ciudad de México; sí, hasta donde su cuerpo se lo permita. En estos momentos puede decir con orgullo que es el único que ha corrido las 37 ediciones que se han efectuado desde 1983, además de la virtual que se hizo en 2020 debido a la pandemia; sin embargo, él aspira a dejar una marca más amplia.
A Miguel Ángel le tiene sin cuidado si en esas 37 ocasiones no ha podido lograr un podio o una marca, ya que para él es más importante continuar vigente en este tipo de carrera donde le apasiona participar, además de sentirse orgulloso de cruzar la meta después de 42 kilómetros de intenso esfuerzo físico y mental. Ahora, en este 28 de noviembre, Miguel correrá otra edición del maratón y con la misma ilusión de cuando participó por primera vez.
¿Por qué participar año con año en este Maratón?
Yo no he perdido la esencia y la alegría, me siento como un niño cuando ya está por llegar el maratón y voy a ir porque me nace; quiero estar en la fiesta, quiero convivir con toda la gente, es un momento muy emocionante; todos estamos esperando esta fecha y deseo que todos logremos nuestra meta de correr completamente el maratón.
¿Qué se necesita para correr tantos años consecutivos?
El único elemento que siempre me ha caracterizado es la fe, la fuerza, ese gusto, esa longevidad que la vida me ha dado. Estoy muy agradecido con Dios, con la naturaleza, y conmigo mismo, porque hay que alimentarse, hay que cuidarse, hay que llegar una dieta disciplinada, una alimentación, porque eso te va a dar paz y tranquilidad para no solo correr y todo en la vida.
¿Qué pesa más cuando se intenta cruzar la meta del maratón… el aspecto físico o lo mental?
Aquí juega todo, hasta tu vida histórica. Para llegar a la meta tenemos que prepararnos seis meses antes si queremos llegar completos al final de la carrera, semicompletos con tres meses. Juega un papel muy importante cuando vamos en el kilómetro 30 en el recorrido de la ruta, porque mucha gente se desploma y se siente ya el cansancio físico y psicológico, pero ahí es donde empieza el maratón y donde viene ya el sobreesfuerzo, lo debemos hacer basándonos en la información de nuestro cuerpo y de nuestra mente. En ese trayecto del kilómetro 30 al 42 cambia mucho tu mentalidad y me ha tocado a mí en lo personal quererme salir porque ya no resisto, pero ahí entra la comunicación divina con Dios, empiezas a platicar y hacer oraciones, por lo que empieza a evolucionar tu cuerpo. Me ha tocado ir prácticamente en cero, pero la parte espiritual es la que me lleva flotando.
¿Qué recomendaciones les daría a aquellas personas que quieran correr por primera vez un maratón?
Mucha gente se me acercado para preguntarme qué hago para realizar un primer maratón, y lo primero es que te guste, que lo sientes en esencia y espíritu, porque cuando no te gustan las cosas no te salen bien, cuando las haces con gusto, con amor, no duele. Entonces, lo básico es que te alimentes, que te prepares, debes estar consciente y comprometido principalmente contigo mismo para que sobresalgas, es como cuando fijas una meta, la logras cuando te aplicas y te gustó; el maratón es una prueba muy pesada dentro del atletismo.
¿Cómo ha evolucionado el maratón de la Ciudad de México desde su primera edición a la de los últimos años?
El maratón se llamaba Maratón Internacional de la Ciudad de México, en 1983 desconocíamos de qué se trataba; además era tan rústico donde salíamos del Monumento a la Revolución y en el recorrido había puestos de abastecimientos, que eran mesas con vasitos de agua y naranjas, y corríamos con short sencillo y una playera de algodón, con unos tenis de Panam, tampoco había público, no había ninguna logística. A través del tiempo las marcas se empiezan a introducir en las carreras y comienzan con las licras y una ropa más adecuada, ya hay más marcas de tenis, y ahora hay nutriólogos que te dicen que puedes tomar y ya hay más tecnología. Así que ha habido muchos cambios y mucha comercialización.
¿Qué edición recuerda más?
La edición de 1985 cuando fue el sismo, que marcó una experiencia triste e histórica, porque hubo muchos fallecimientos. Estábamos dolidos y tristes por la pérdida de nuestros seres queridos, y aún en diciembre, mes en que se corrió el maratón, se sentía el ambiente de tristeza, además pasabas por las zonas donde se cayeron edificios, entonces eso era nostalgia y tristeza. Aun así, la gente salió a las calles a echarnos porras y teníamos sentimientos encontrados en esa edición, que era la pérdida y la alegría. Hace 15 años también me fracturé el pie jugando futbol y eso fue por mayo, los doctores me dijeron no vayas, pero fue tanta mi terquedad que decidí ir y al llegar a la meta lloré de la emoción y felicidad, no sentía el esfuerzo que hice, y es ahí cuando uno valora que el hombre esta para grandes metas.
¿Cómo le cambia la vida a un corredor llegar a la meta de un maratón?
Te cambia la vida porque es una sensación y un logro personal, además se vuelve colectivo porque lo compartes con tu familia y amigos. Te sientes orgulloso, porque sí cuesta trabajo llegar a la meta, y más cuando ya quedan dos kilómetros. Los dos últimos años que llegamos a la meta en CU, era tanta la emoción de entrar al estadio que prácticamente se sentía que no habías hecho algún esfuerzo.
En todas las ediciones no ha logrado un podio ¿pero con qué satisfacción se queda?
Mi premio es estar en la fiesta, y pueden decir que soy un campeón sin corona, porque siempre he estado en todas las batallas y he visto cómo surgen corredores, cómo ganan otros, y ahora no veo dónde están y dónde quedaron. Creo que es importante que después hagamos una carrera en honor de todos los que han ganado.
¿Ha tenido la oportunidad de registrar sus mejores marcas en el maratón?
Tengo 2:48 horas y 2:47 horas en los primeros maratones, el último lo hice arriba de cuatro horas y es un efecto de la misma naturaleza. Es importante que hagas ejercicio porque tu calidad de vida es otra, pero, aun así, ya a mis 74 años soy una persona de la tercera edad.
¿Qué medalla le gusta más la del maratón?
Todas. Y la mejor medalla que tengo es el hecho de ser longevo, estar en todas las fiestas, compartir con la gente este paso por los maratones, entonces me ha dado muchos valores, amistad y honestidad.
¿Será el último maratón que corra?
Si Dios me lo permite sigo. Mi fe y mis ganas seguirán, no tengo la bolita mágica para decir si correré cuatro o cinco más.
MGC