El deslucido encierro de Santa Inés y la falla de los toreros a la hora de matar provocaron que la cuarta corrida de la temporada dejara mal sabor de boca entre los aficionados. Motivo por el cual José María Hermosillo decidió regalar un séptimo toro de la misma ganadería, con el cual, con su sangre de por medio, le cortó una oreja.
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Hermosillo se desbordó con Ansioso, toro de regalo, comenzó la faena de muleta con estrujantes cambiados por la espalda que se le corearon con fuerza, sin embargo, Ansioso fue de más a menos y terminó rajado refugiándose en tablas, ahí el diestro de Aguascalientes se la jugó metido entre los pitones, aguantando las medias embestidas y el muy lento pasar. En su afán de sacar muletazos que no tenía su oponente, recibió una cornada en la parte interior del muslo izquierdo, una vez que le aplicaron un torniquete, concluyó su labor cortando una oreja después de haber pinchado en dos ocasiones.
Con el segundo y quinto, los dos toros de su lote, estuvo empeñoso, pero falló en repetidas ocasiones con los aceros, en el quinto escuchó un aviso.
El rejoneador Andy Cartagena logró entusiasmar a los cerca de 5 mil aficionados, llevó a los toros de la ganadería de La Estancia, prendidos de la grupa, luciendo su doma y su temple. Seis caballos presentó el rejoneador hispano el día de ayer. Con el rejón de muerte falló perdiendo cualquier oportunidad de éxito.
El empeño y arrojo de Miguel Aguilar se topó con dos toros que no se prestaron para el lucimiento, la sosería y falta de trasmisión de los de Santa Inés empañó su actuación.
El encierro de Santa Inés resultó disparejo de presencia y en su comportamiento descastado. Si bien, en varas plantearon pelea, en el tercio final fueron radicalmente a menos.
JMH