Toreros reparten triunfo en corrida de aniversario de fundación de Guadalajara

Los tres toreros tocaron pelo en la segunda corrida de aniversario de la fundación de Guadalajara.

Andrés Roca Rey en la Plaza Nuevo Progreso (Cortesía)
Alfredo Cruz Ornelas
Guadalajara /

Gran ambiente se vivió dentro y fuera de la plaza Nuevo Progreso, en la corrida de mayor expectación del serial 2023. Tres horas antes del festejo los restaurantes localizados en las afueras de la plaza lucían abarrotados presagiando la buena entrada que se registró en los tendidos numerados bajo la convocatoria de Ándres Roca Rey.

Al terminar el paseíllo, en un acto solemne con la banda de guerra de la XV zona militar, se rindió honores a la bandera y se entonó el himno mexicano. Los tres diestros respondieron a la expectación cortando orejas.

Arturo Macías, al abreplaza le realizó un trasteo que fue de más a menos, Princesito, de la ganadería de Los Encinos, mostró calidad en sus embestidas, sin embargo, después de la tercera serie comenzó a regatear las embestidas. Falló con el acero y todo quedó en una ovación.

Con el cuarto, lució valiente y temerario, sus cambiados de hinojos tuvieron eco en el tendido, y de pie, estuvo metido entre los pitones buscando tocar pelo lo cual no sucedió porque volvió a fallar con la espada escuchando un aviso, por lo que decidió regalar un toro, de la misma dehesa, se pegó un arrimón para ahora si después de escuchar un aviso cortar dos orejas.

A Roca Rey le correspondió el peor lote de la tarde, su primero resultó soso y débil, y el quinto Pardito, tampoco se prestó para el lucimiento.

Regaló un toro de la ganadería de Las Huerta, el cual tuvo una salida emotiva y le permitió al diestro peruano conectar con su público, destacando un largo y deletreado pase de la firma. Cabe señalar que aun colaborando, el toro cambió su comportamiento al rematar con fuerza en las tablas. Roca Rey, le sacó todos pases que tenía, mató de un estoconazo y el juez Alfredo Sahagún le concedió un apéndice.

Arturo Gilio, con su primero, que no tenía condiciones para el triunfo, abrevio.

Con el sexto y último de la lidia ordinaria, realizó la faena de la tarde. Con el capote como con la muleta dejó de manifiesto la clase que posee y su labor fue reconocida con roncos olés. Su aseada actuación, toreando por ambos lados, ilusionó a un gran sector del público. Un aspecto sí quedó claro, que a ley, se ganó su repetición en la corrida de triunfadores. Mató de un estoconazo en todo lo alto cortando dos merecidas orejas.


JMH

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