El 27 de abril de 1908 se inauguraron los primeros Juegos Olímpicos en Londres con el Rey Eduardo VII presente en el White City Stadium, sin embargo, ese no era el plan. Tampoco estaba pronosticado que se convertirían en los más largos de la historia tras 187 días de competencia con atletas de 22 naciones.
El cambio de logística para la cuarta edición olímpica de la era moderna fue consecuencia de la naturaleza. En abril de 1906 el Monte Vesubio hizo erupción destruyendo la ciudad de Nápoles. La consecuente crisis económica causada por el desastre natural hizo imposible que el gobierno italiano pudiera auspiciar la justa en Roma como se había acordado en 1904, por lo que Londres que también había sido candidata junto a Milán y Berlín fue elegida.
La rivalidad por la supremacía atlética como reflejo de una competencia social y económica como rezago de la época industrial entre Gran Bretaña y Estados Unidos también fue una de las aristas de la justa. Gran Bretaña fue líder del medallero con 56 preseas de oro, pero a lo largo de los más de seis meses que duraron las competencias hubo varios episodios alrededor de este tema. Roma no sería sede olímpica hasta 1960