Fue la familia González Barrón quienes se dieron a la tarea de recordar a César Cuauhtémoc González Barrón, mejor conocido como Silver King, luchador lagunero que perdió la vida sobre el ring.
Una de las tradiciones más importantes y coloridas en México es sin lugar a dudas el 'Día de Muertos', algo que sigue creciendo en todo el país a pesar de “competir” con otras tradiciones extranjeras adoptadas. En La Laguna hay hogares que veneran a sus difuntos con altares coloridos y de mucha creatividad.
En esta ocasión fue en las instalaciones de un colegio ubicado en la colonia Los Ángeles de Torreón, en donde lo homenajearon con fotos, máscaras, ropa, botas y sobre todo las últimas prendas que lució Silver King en su última lucha en Londres, Inglaterra, donde perdiera la vida arriba del cuadrilátero.
“Entre maestras y personal del colegio nos dimos a la tarea de elaborar estos altares, mucho papel picado, fotos de toda su trayectoria como Silver King, Black Tiger, Bronco, Ramsés en la película ‘Nacho Libre’, no puede faltar su café americano, sus gorditas de un reconocido negocio local, sus latas de atún, su sopa de arroz, enchiladas rojas, eran sus principales platillos favoritos, los cuales disfrutaba siempre”, comenta el hijo de Silver King.
Para la familia González Barrón sigue siendo impactante hacerse a la idea que el luchador ya no esté entre nosotros.
“Duele como el primer día, todo el proceso fue muy difícil y complicado, trámites y más trámites, afortunadamente nos topamos con mucha gente que nos apoyó para que su cuerpo estuviera en Torreón una semana después, cuando pudo haber tardado meses”.
Murió como él quiso
El mismo hijo de Silver King recuerda que un par de semanas antes de la muerte de su padre, ellos estuvieron charlando que si eligiera morir de una forma sería arriba de un ring, luchando con la cara hacia arriba y así fue, en su última batalla fue puesto espaldas planas para dar lo que fue su último suspiro.
Las cosas han cambiado mucho en el seno de la familia González Barrón, aquellas promociones Wagner ya no volverán, aquellas grandes carteleras luchísticas se acabaron, aquellos llenos en el Auditorio Municipal no regresarán.
aarp