Ganadero Viezcas y LLaguno salieron en hombros

Extraordinario encierro de Caparica, que destacó por su nobleza, fijeza y bravura. Sólida actuación de Juan Pedro Llaguno.

Ganadero Viezcas y LLaguno salieron en hombros ( Jorge Matchain)
Octavio X. Lagunes
Ciudad de México /

Extraordinario encierro de Caparica, que destacó por su nobleza, fijeza y bravura. Sólida actuación de Juan Pedro Llaguno. Dispareja actuación de José Miguel Arellano y José Alberto Ortega cayó de pie en su debut ante la afición. También cortó una oreja. Altibajos del Juez Enrique Braun concediendo 3 arrastres lentos, dos de ellos excesivos y acertó al no conceder la segunda oreja a Ortega.

Monumental Plaza de Toros México., Octavio X. Lagunes. Cd. de México. Tarde fresca casi sin viento que fue disfrutada por el público asistente. Novillos de Caparica propiedad de Roberto Viezcas y los herederos de los hermanos Muñoz Cano. Novillos que pastan en Rancho El Rocío de la Valentina en el Municipio de Jiquipilco, en el Estado de México. Todos nobles y algunos con piquetes de bravura. 1° noble que el Juez le dio arrastre lento. 2° Bravo repetitivo que se le concedió merecidamente arrastre lento. 3° noble sin transmisión. 4° Noble picado en exceso que se quedó parado. 5° Se quedaba corto. 6° Repetitivo y alegre que excesivamente recibió arrastre lento.

La cuadra de caballos de esta plaza es funesta. El hidrocálido José Miguel Arellano, alumno de Manolo Arruza, recibió con bonitas verónicas y en el tercio de quites le dio oportunidad a su alternante, Juan Pedro Llaguno que pegó un hermoso quite por Fregolinas, replicando con un quite por Gaoneras. Lidió un muy noble novillo de arrastre lento, que tenía un lento y mágico embestir que Arellano pudo deletrear y disfrutar. Lamentablemente pinchó hondo y después mató de media delantera y certero descabello que lo hizo perder premio alguno, recibiendo algunas palmas y un aviso. Ante su segundo, se le derrumbó su actuación. José Miguel tras una espantada y un tumbó al caballo, dejó que picaran de más a su novillo y en el pecado llevó la penitencia, pues su novillo quedó con poco motor, hecho un marmolillo. Pinchó n veces también a este novillo por su muy deficiente estoque y escuchó otra vez un aviso, y los abucheos de un enfadado público. No debe presentarse nuevamente en la México con esa incapacidad para matar.

El queretano Juan Pedro Llaguno, novillero de dinastía torera y ganadera, lució elegante con su capa y banderillas con el giro de “El Moreliano” al clavar su último par. Con la muleta el novillo fue a más y embestía como un bendito que inclusive hacía hilo con la muleta, lo que lo obligó a plantarse muy bien en la cara del toro y logró una fina faena por derechazos y diversos aromas de su fino toreo. Para cerrar su faena, dejó el estoque en la barrera y muleteo con sello, calidad y personalidad. Mató de entera en buen sitio suficiente para cortar dos merecidas orejas y darse dos vueltas al ruedo entre el júbilo popular. Ante el quinto, un novillo despegado del suelo y con más kilos que sus hermanos, Juan Pedro se vio elegante y fino con el capote con un quite por cordobinas. Lució nuevamente espectacular con las banderillas levantando al público de sus asientos. Inició de rodillas sobrado de valor y con conocimiento de causa. Faena variada y pero el novillo se le quedaba corto y no pudo lucir, a pesar de su voluntad. Pinchazo hondo y entero que rápidamente hizo efecto.

El debutante tlaxcalteca José Alberto Ortega, también de dinastía, cayó de pie en esta Plaza, supo aprovechar a su primer novillo, pero su toreo no es precisamente muy ajustado ni templado. Varios rodillazos sin sentido en los que se pierde por su verdor. Pinchazo y dos bajonazos, el primero de ellos, atravesado. Se retiró en silencio. Ante el que cerró plaza José Alberto recibió variado de capa a su novillo que terminó por lanzarlo un par de veces por aire y afortunadamente pudo continuar la lidia. Logró pegarle buenos muletazos, aunque varios de ellos muy despegados. Por voluntad y corazón no paró, pero el novillo merecía mejor suerte y lidia. Mató de entera trasera y caída. El público pedía dos orejas, sin embargo en esta ocasión el Juez Braun fue discreto y aguantó la presión aunque se excedió en el arrastre lento y sólo entregó merecidamente una oreja. Ortega se fue a Tlaxcala con su oreja y la nariz rota.

Muy interesante novillada. La empresa debería programar más novilladas que están calentando la Plaza y a la gente joven.

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