Sigue la sequía en las novilladas de la plaza Nuevo Progreso

El triunfo sigue negándose a hacerse presente en la temporada de novilladas de la plaza Nuevo Progreso. Y es que aunque condiciones las hubo en el segundo festejo, por una u otra razón no se consolidan las actuaciones de los novilleros.

Ante un encierro bien presentado de Golondrinas, de los cuales destacó por su calidad en la embestida el sexto, mismo que fue ovacionado en el arrastre, ninguno de los tres espadas logró cortar orejas.

En orden cronológico, José Miguel Arellano tiene planta de torero y valor suficiente. Sus impedimentos, fueron que su primer novillo no se empleaba de lleno en las embestidas y además mató de un feo bajonazo. A pesar de ello quedó constancia de muletazos de calidad. Historia que prácticamente se repitió con su segundo, que destilaba sosería. De nueva cuenta falló con la espada.

Pedro Bilbao fue el que mostró las mejores cualidades. Sorprendió su aplomo con el capote, recibiendo con verónicas a su primero y luego en la ejecución de un quite por gaoneras. Ya con la muleta se percibió su falta de rodaje, que por momentos lo puso en aprietos y de los que no escapó sin sufrir una voltereta. Con su segundo volvió a hacer el toreo bueno a la verónica con la capa. En el último tercio lució con multeazos de calidad y temple, pero para su desgracia el novillo parecía estar lesionado de los cuartos traseros, lo que limitaba su movilodad. Para colmo estuvo fatal con los aceros y escuchó dios avisos.

Un muy voluntarioso Alberto Ortega fue como un ciclón de mucha intensidad y poca duración. En sus dos intervenciones lució por su atrevimiento en el primer tercio, ya sea con caleserinas y saltilleras o recibiendo a porta gayola a su segundo. Pero en ambos casos su labor se desinfló con la muleta. Con su primero, el exceso de enganchones a la tela parecía demostrar falta de acoplamiento el ritmo de las embestidas. Pero el pecado mayor ocurrió con su segundo de extraordinaria calidad y al que no pudo aprovechar.

JMH

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