Valente Arellano, vida breve que dejó una huella imborrable en la fiesta brava

Poseedor de un carisma sin igual, una inventiva y una manera diferente de enfrentar al toro, todos querían ver al lagunero, al fuera de serie.

Valente Arellano, vida breve que dejó una huella imborrable en la fiesta brava. (Archivo)
Luis Salcedo Cassio
Torreón, Coahuila. /

Un 4 de agosto de 1984, La Laguna se paralizó, quien entonces era la máxima figura del toreo local y nacional, Valente Arellano, había muerto a causa de un aparatoso accidente en motocicleta.

En el marco del Día de Muertos, una tradición muy nuestra, MILENIO- La Afición lo recuerda con gran cariño, ese joven torero que marcó un antes y un después en la fiesta brava en nuestra región.

Poseedor de un carisma sin igual, una inventiva y una manera diferente de enfrentar al toro, todos querían ver a Valente, incluso en su etapa como novillero, llenaba las plazas donde se presentaba.

Había una gran expectación por este joven espada que estaba por cumplir 20 años de edad, la velocidad a bordo de una motocicleta que pocos días atrás había adquirido, era su segunda pasión después de los toros.

Unos fuertes rechinidos de llantas se escucharon, después un tremendo ruido, Valente se había estrellado, según testigos, contra una camioneta que circulaba por la avenida Juárez y calle 27. Quienes llegaron primero a auxiliarlo fueron sus amigos, quienes lo seguían unos metros atrás, fue llevado a un sanatorio local, donde horas después, perdió la vida.

Sus inicios en el toreo

La primera vez que Valente pisó la arena de un ruedo ya en su etapa como espada novilleril, fue en el año de 1979, apenas tenía 15 años cuando daba sus primeros capotazos en la Plaza de Toros Lerdo, después lo haría en la de Torreón, misma que en la actualidad lleva su nombre y que lastimosamente vive en el abandono tras la prohibición de las corridas de toros.

Mucha afición, incluso nacional lo recuerda en su etapa como novillero, pisó la Monumental Plaza de Toros México un 26 de septiembre de 1982, con un lleno hasta las banderas, Valente cortó dos apéndices al novillo “Campeador”, la afición no cabía de júbilo y los jóvenes novilleros de la época querían ser como él.

Volvió a presentarse en La México un 24 de octubre al lado de Manolo Mejía y Fernando Sánchez ante un público aún más numeroso, pues la reputación del lagunero ya era grande. El 7 de noviembre de ese mismo 1982, Valente le cortó el rabo a “Pelotero” en el coso de Insurgentes, incluso se dijo, hubo gente que se quedó fuera en esa ocasión.

Tomó los trastos

Valente tomaría la alternativa el 4 de junio del año 1984 en la Plaza de Toros Monterrey, con el maestro Eloy Cavazos como su padrino y Fermín Espinoza “Armillita” como testigo, ese día la afición regia disfrutó del alegre toreo de Arellano, que cortaría una oreja. Valente empezaría a tomar ritmo como matador de toros.

Sólo pudo ver acción en 9 corridas de toros ya como diestro doctorado, se fue muy rápido pero dejó un legado enorme.

Para los taurinos de La Laguna, es prioritario hacer perpetuar su memoria y dar a conocer a las nuevas generaciones quién era él, su manera de ver el toreo, de sentirlo y de ejecutarlo, Valente era un fuera de serie. 

Calaverita a Valente

La muerte a Valente sorprendió, y todos quienes lo conocieron y apreciaron su arte, de manera abrupta esa madrugada del 4 de agosto de 1984, a todos conmocionó.

El torero que pintaba para ser una figura mundial de la fiesta brava, a bordo de una motocicleta, la muerte encontraba.

La Comarca Lagunera lloraba, y hoy en las páginas de MILENIO Laguna, a Valente, el torero valiente, se le homenajeaba.

Cita la placa y recita la calaca, “Valente Arellano Salúm. Quedó grabado por siempre en el México Torero, la figura de Valente, el orgullo lagunero”.

EGO

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