Veinte años han pasado desde que Víctor Estrada logró la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, y el ex taekwondoín recuerda con claridad el camino previo para llegar a esa justa, donde existía la responsabilidad de que este deporte se mantuviera en el podio en su primera aparición de manera oficial.
“Son muchísimos años y muchas remembranzas. Cuando yo tenía 14 años me tocó ver a Manuel Jurado en un torneo en el Juan de la Barrera, y desde ese momento se convirtió en mi ídolo, me encantó ver la bandera ondear y escuchar el Himno Nacional, fue algo que me inyectó de adrenalina y me hizo querer hacer lo mismo, ser como él, ganar y representar a mi país”, declaró Estrada.
A los 17 años, Víctor consiguió su primera medalla internacional, en una Copa del Mundo, además durante esa etapa de su vida vio cómo los taekwondoínes mexicanos se consagraban en los Olímpicos cuando esta disciplina era de exhibición.
“A los 17 años logré mi primera medalla internacional y fue en una Copa del Mundo en Egipto, y me hizo ver que de alguna manera estaba en el lugar correcto. Esto fue en 1989, pero antes de eso recuerdo que en 1988 se marca una pauta para nuestra generación de jóvenes entre los 15 y 18 años de edad, y fue en los Olímpicos de Seúl 1988, donde se dieron esas tres medallas de bronce de Manuel Jurado, Enrique Torroella y Mónica Torres, y que nos hizo soñar”, mencionó.
Para 1992 Víctor estaba en uno de sus mejores momentos deportivos para participar en unos Olímpicos, sin embargo, su categoría no fue considerada para competir en esa justa.
“A mí me tocó vivir más de lleno Barcelona 1992 y la Federación Mundial invitaba para participar en el evento, pero mi categoría no fue considerada, pero quedé seleccionado en ese año, y me tocó entrenar y convivir con los que sí les tocó ir, que fue Rafael Zúñiga, William de Jesús, Mónica Torres, Patricia Mariscal y Dolores Knolle. Quienes regresaron con bronce fueron Torres y Knolle, y obviamente el oro que logró William de Jesús, nos motivó”, indicó.
Para 1994 el Comité Olímpico Internacional nombró al taekwondo como deporte oficial, sin embargo, no entraría en Atlanta 1996 ni como deporte de exhibición, por lo tanto, Víctor tuvo que seguir esperando para cumplir el sueño olímpico.
“Fue una sensación de alegría y tristeza, porque si bien lo nombraron oficial pensamos que entraría en Atlanta 1996, y no, fue hasta el 2000, y la verdad que varios de nosotros curiosamente entre el 94 y 98 estábamos en una de nuestras mejores etapas deportivas y de edad”, expresó.
El anhelado Sídney 2000
Finalmente, llegó la edición de Sídney 2000 y Víctor compitió en esa justa con 29 años de edad.
“Veíamos muy lejano Sídney 2000, pero llegó ese momento y fui el único de esa generación de los 90, y exitosa, que llegó a esos Olímpicos. Me acompañaron Águeda Pérez y Mónica del Real. Los Olímpicos fueron un evento muy complicado y difícil, es un evento que pesa muchísimo en el tema psicológico”, indicó.
En la primera ronda, Estrada eliminó al iraní Madjid Aflaki, mientras que en la segunda perdió ante el cubano Ángel Matos.
“Me enojó mucho, en mi sensación y mi parecer los jueces no habían sido justos, y recuerdo que round tras round le decía al entrenador nacional ‘qué estoy haciendo mal’ y siempre me dijo que yo estaba bien, pero algo estaba pensando y se le quedaba viendo feo a los jueces. Así que salí al segundo round y hubo muchos puntos que no se marcaron, y finalmente fue un puntaje que no fue el real. Me acuerdo que salí muy enojado y desanimado”, expresó.
Después de ese momento de desánimo, el mexiquense tuvo una plática con su mamá, quien lo motivó para continuar adelante y enfrentar el repechaje con la mejor actitud.
“Mi madre me picó el orgullo para luchar por una medalla de bronce, y definitivamente no estaba muy contento porque yo era el favorito para la medalla de oro, y ese bronce no me sabía tan especial como hubiera sido el oro, pero a 20 años y haciendo una reflexión, qué bueno que luché por esa medalla, porque si bien fue de bronce, hubiera sido triste y desastroso para el taekwondo mexicano no lograr podio”, precisó.
En el repechaje, Víctor eliminó primero al chileno Felipe Soto, después a Sebastien Konan, de Costa de Marfil, y finalmente al sueco Roman Livaja, para quedarse con el bronce.
“Una combinación de todo, no asimilaba lo que estaba pasando, además estaba enojado, porque veía al cubano en primer lugar y yo debería estar ahí, pero nunca le negué la mano y es parte del deporte. Cuando vi ondear la bandera te vienen cosas positivas”, dijo.
Después de ese bronce, Víctor continuó con otro ciclo olímpico y llegó a Atenas 2004, evento que significó su retiro del tatami.
“Fue algo muy bonito retirarme en ese evento, donde se logró un quinto lugar muy honroso y digno a los 33 años de edad, y en un peso donde habías más jóvenes como el estadunidense Steven López, era una sensación de que ya era el viejito, pero viendo los videos no me veía así, y fue muy digna”, mencionó.