La matanza de Tlatelolco marcó los Juegos Olímpicos del 68

Después de la matanza estudiantil de Tlatelolco, transcurrieron 10 días para el inicio de los Juegos Olímpicos llevados a cabo en nuestro país

Enriqueta Basilio fue la encargada de encender el pebetero en el Estadio Olímpico
Fernando Moreno
CIUDAD DE MÉXICO /

El 12 de octubre de 1968 se inauguraron los Juegos Olímpicos de México, los cuales conmemoraron la décima novena olimpiada de la era moderna, en lo que se convirtió en un hecho histórico para nuestro país, pero 10 días antes, el 2 de octubre, ocurrió la cobarde masacre estudiantil del movimiento del 68.

México fue elegido como sede de esta justa, por encima de Buenos Aires, Detroit y Lyon, sin embargo, 1968 fue un año caracterizado por jóvenes quienes alzaron la voz en desacuerdo con el gobierno opresor.

En la noche del miércoles 2 de octubre, se dio uno de los actos de cobardía más recordados en la historia de los mexicanos. En la Plaza de las Tres Culturas fueron asesinados un número aún desconocido de jóvenes estudiantes por orden del entonces Presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz.

A la mañana siguiente, y a pesar de lo ocurrido la noche anterior, la delegación olímpica mexicana fue abanderada por Ordaz, y los Juegos Olímpicos no se suspendieron

Las Olimpiadas se desarrollaron bajo un contexto de consternación, tanto atletas mexicanos como extranjeros afirmaban no tener conocimiento sobre lo ocurrido el 2 de octubre, pero según la periodista Elena Poniatowska quien plasmó en su libro titulado “la noche de Tlatelolco”, algunos competidores si se enteraron de la matanza.

Tal fue el caso de un atleta italiano cuyo nombre no fue revelado por Poniatowska, quien dijo: “Si están matando estudiantes para que haya Olimpiada, mejor sería que ésta no se realizara, ya que ninguna Olimpiada, ni todas juntas, valen la vida de un estudiante”

Al final, México logró 9 medallas, como la de plata en 20 km caminata de José Pedraza, o Felipe Muñoz Kapamás, quien obtuvo la presea de oro en 200 metros pecho en natación, pero ni la gloria que ellos escribieron en la historia del deporte mexicano, pudo reducir el olor a muerte de aquel 2 de octubre de 1968.

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