La pasión por el automovilismo es algo que traes en la sangre: Guillermo Rojas

Edición Fin de Semana

Guillermo Rojas es uno de los mejores pilotos mexicanos de la historia, y aunque no tuvo el éxito que su hijo en el extranjero, su nombre está en lo más alto del automovilismo nacional.

Guillermo Rojas. (La Afición)
Luis Ramírez
Ciudad de México /

El amor por el deporte motor en México no nació con la Fórmula 1, de hecho, el Gran Circo llegó mucho después a un país que ya estaba encantando con el sonido producido por los coches y con pilotos que se iban creando un nombre destacado más allá de los hermanos Ricardo y Pedro Rodríguez.

Como en todos los deportes las dinastías van surgiendo, y en el caso del automovilismo mexicano existe un apellido que ha trascendido a nivel nacional e internacional: los Rojas.

No, no hablamos de Memo Rojas Jr., el mexicano más exitoso en series internacionales, sino de su padre, Guillermo Rojas, quien al igual que su hijo heredó la pasión por el volante “de mi padre, quien corrió las primeras tres ediciones de La Carrera Panamericana. Es algo que traes en la sangre y más cuando convives con ello todos los días, fue lo mismo que le pasó a Memo”, recuerda el experimentado piloto en una conversación telefónica.

Con más de 12 campeonatos nacionales en su historia y casi cinco décadas en el volante, el también ingeniero de Ford es considerado uno de los mejores pilotos mexicanos.

“Siempre mi meta fue ganar las carreras, menos pensado que ganar los campeonatos, pero lo segundo se daban como consecuencia de lo primero. Yo era un piloto agresivo, que no cedía mucho terreno, pero siempre estaba consciente de que, para ganar una carrera siempre hay que terminarla.

“Me siento muy orgulloso cuando alguien dice eso, porque es un reflejo de que se hicieron bien las cosas con el apoyo de la gente que me rodeó. Ya fuera con el equipo de Freddy Tame, con los Porsche, con los Nissan, tuve siempre la fortuna de estar con los mejores preparadores y eso influyó en los resultados”, revive al hablar sobre la clave de su éxito en las pistas en una época donde el automovilismo era diferente al de ahora.

“Eran fines de semana de competencia muy ocupados, pero muy entretenidos. Había fines de semana en donde se corría hasta en tres categorías diferentes y tenías que estar listo para todo. Ahora hay que ser más especializado. En nuestro tiempo corríamos diversas categorías en un fin de semana.
“Probablemente lo que más disfruté fueron las épocas de los Porsche (911 RSR), porque en aquel tiempo más rápidos que había en México. eran los coches Eran cuando empezaban las carreras de resistencia y eran muy solicitadas por el público, porque les encantaba verlas. Pero también gocé con los Ford o los ponys, me divertía, pero también era porque tenía buenos resultados”.

Sin embargo, no todo fueron buenos momentos y en su mente está un accidente de rallies en la década de los ochenta, una especialidad en la que también consiguió victorias. “El más fuerte sin duda fue uno que aconteció en los ochenta. Estaba en un Ford Fairmont en un Rally de las 24 Horas, cerca de Morelia, en Mil Cumbres. Nos fuimos a un barranco muy profundo, pero afortunadamente sufridos daños menores”.

El paso de Guillermo Rojas en el extranjero

Pero al igual que su hijo, Rojas padre también compitió internacionalmente destacando sus participaciones en las 12 Horas de Sebring, las 24 Horas de Daytona y las 24 Horas de Le Mans entre 1972 y 1976, aunque sin las victorias absolutas.

“Fuimos a las 24 Horas de Le Mans y no tuvimos mucha fortuna. El motor falló como a la octava hora y no pudimos completar la misión”, describe Rojas, quien ha regresado al circuito de La Sarthe en Francia para acompañar a su hijo en la búsqueda de la ansiada victoria en esa pista.

No todo fue mala fortuna en carreras internacionales, ya que él es uno de los pocos pilotos mexicanos que ha triunfado en una competencia de este tipo en el Autódromo Hermanos Rodríguez cuando se impuso en los 1000 kilómetros de México de 1974, una fecha del calendario IMSA de los Estados Unidos.

Aunque ya no está detrás del volante, su vida sigue estando en las carreras atento a lo que Memo hace en pista, algo de lo que él mismo se siente orgulloso. “De alguna manera veo reflejado en él muchas de las cosas que nunca pude lograr. Mi hijo ha ganado las 24 Horas de Daytona, campeonatos de IMSA y European Le Mans Series. Estoy muy orgulloso”.


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