El Rally Dakar 2021 ha llegado a la mitad de su recorrido por Arabia Saudita y la bandera mexicana sigue ondeando en el campamento con la representación de Juan Pablo Guillén, un motociclista que tiene por delante seis días más de competencia.
Con 43 años de edad, el competidor marcado con el número 35 y que conduce una motocicleta KTM del equipo Nómadas Adventure se ubica en la posición 60 de la general, un lugar que parecería desalentador.
Para quien por primera vez enfrenta la prueba más extrema del mundo deportivo y no se encuentra en un equipo oficial, estar en la mitad del clasificador de cualquiera de las divisiones que componen la prueba (motocicletas, coches, quads o camiones) puede calificarse como positivo porque el objetivo es uno: llegar a la meta; un logro que suena simple pero que solo un puñado de participantes novatos consiguen cada año.
“Ya sabíamos a los que veníamos, a la prueba de off road más dura del mundo”, comenta Guillén desde la zona de Ha’il, territorio donde este sábado tiene su única jornada de descanso antes de adentrarse más en el desierto árabe. Pero para él no será un día en que pueda relajarse, porque por delante tendrá 1200 kilómetros de recorrido en dos jornadas en las que no podrá recibir asistencia mecánica, en las que afrontará la denominada prueba maratón donde los competidores quedan solos.
“Está primera semana ha sido de adaptación, vamos a intentar descansar lo máximo posible en la etapa de descanso para llegar al cien por ciento a la etapa maratón, en la que competiremos dos días seguidos sin el apoyo de nuestro equipo y durmiendo en el desierto. Tendré que cuidar mucho la mecánica porque no está permitido ayuda externa.
“Este es mi primer año, los más experimentados me han dicho que está siendo una de las ediciones más duras y las sensaciones son muy buenas. Estoy muy contento y muy motivado”, agrega el empresario.
Hermandad mexicana
Que un mexicano participe en el Dakar no es una novedad, pero el número de competidores que han asistido es reducido. Los participantes en la categoría de motocicletas son los que mayor éxito han tenido con nombres destacados como Pedro de Uriarte, el primero en lograr proeza en el desierto del Sahara, Carlos Gracida u Octavio Valle, el primer tricolor en cruzar la meta en dos ocasiones.
Conociendo la dificultad que es para un novato ir a esta prueba, Guillén recibió consejos de todos ellos, algunos por contacto propio como el caso de su amigo Valle, mientras que otros como Uriarte y Gracia se acercaron a él para tenderle la mano con sus experiencias previas buscando hacerle la vida un poco más sencilla.
“Todos ellos me recomendaron que lo tomara con calma, pero también que cuidara la parte mental además de la física, porque el desgaste es muy alto por todas las circunstancias que se viven”.
Después de una semana de competencia, el mexicano residente en Madrid sabe que la parte física y metal son altamente demandantes.
“Ambas van de la mano, empezando por la parte de que cada día nos levantamos a las 3 de la mañana para afrontar 800km diarios por arena del desierto con un nivel de conducción y navegación exigente. Es un tema desgastante”.
Para el último estirón ha llegado el momento de apretar el acelerador, pero también de ser precavido porque un descuido puede terminar con todo el trabajo previo.
“Mi estrategia siempre es ir de menos a más, pero siempre cuidando la moto. El rally comienza a partir de la segunda semana, cuando tendremos que acelerar”.