La vida del torero español Enrique Ponce pudo haber cambiado drásticamente en marzo pasado. Y es que lo que era una tarde de festejo en la Plaza de Valencia se convirtió en una pesadilla de cinco meses, cuando el quinto de la tarde lo prendió por la pierna izquierda y lo lanzó a gran altura.
El astado de la ganadería Hermanos García Jiménez le produjo una herida de 12x5 centímetros que, sin embargo, parecía el menor de los males, pues el verdadero problema se presentó con la forma en que cayó, lo cual provocó una lesión en la rodilla izquierda que requirió una cirugía y que lo alejó de los ruedos por casi 150 días.
Pero de manera increíble, el 11 de agosto pasado reapareció en el Puerto de Santa María, demostrando que la lesión había quedado atrás al indultar a su segundo de la tarde.
A pesar de ese éxito, el catedrático de Chiva reconoció que los días en que estuvo trabajando lejos de los ruedos no fueron sencillos, y ahora que se alista para presentarse mañana en la Plaza México, explicó los retos personales que su recuperación le exigió, incluso haciéndolo dudar sobre si sería capaz de regresar ante el público y ante un burel.
“Dentro que ha sido un año difícil, yo diría que ha sido un año especial por haber superado todo eso de manera increíble. Me ha aportado mucho. Siempre busco el lado positivo a todo, pero fue muy duro, porque en un momento llegué a preguntarme no solo si volvería a torear, sino a andar bien. Aunque, bueno, siempre tuve fe en que volvería”, dijo en entrevista con La Afición.
Aunque mentalmente el incidente ya quedó en el pasado, el valenciano reconoce que no todo es como antes, en especial en el aspecto físico, en el que aún presenta dolencias. Sin embargo, él las considera un mal menor ante lo más importante: haber regresado a hacer lo que más le gusta.
“Ha sido un año de superación absoluto. Físicamente no tan bien, porque tengo molestias en la rodilla. En Lima, hace un mes, tuve una recaída en el menisco. Tengo la rodilla con molestias, pero no puedo pedir más después del destrozo que tenía”.
Y va más allá, “estar delante de un toro ya es difícil, ahora imaginen con una molestia. Al ciento por ciento no voy a estar no solo ahora, nunca. Tengo una rodilla totalmente reconstruida, pero tampoco necesito estar al ciento por ciento. Con que no me caiga, el dolor lo aguanto y las molestias las puedo llevar bien”.
“Trato de no pensar mucho de la rodilla cuando estoy delante del toro. Esa molestia y ese dolorcito son cosas con las que he aprendido a convivir, pero estar delante de un toro es lo más difícil del mundo, así que no es sencillo”.
A pesar de este mal momento, dejar su carrera como torero no es algo que esté en su futuro inmediato:
“Hace tiempo que no pienso en mi retiro, y mira que con la rodilla he podido pensar (en muchas cosas). Yo vivo el presente, no me planteo artísticamente más allá porque ¿cuándo le tienes que decir a un pintor que deje de pintar mientras él sienta que lo que hace lo hace bien? En el momento en que yo vea que por diferentes circunstancias no puedo estar delante de un toro, o que no sienta lo que siento ahora para poder transmitírselo a la gente, o que físicamente no me sienta capacitado de estar delante de un toro, será en ese momento cuando me comience a preguntar (si debo retirarme)”, finalizó el español.