Orgullosamente poblano, Miguel Ángel Hernández Paredes, árbitro asistente de profesión, vivirá a sus 45 años el próximo mes de noviembre, por segunda ocasión en su carrera, la experiencia de arbitrar en una Copa del Mundo. Qatar es la cita que junto a César Ramos, Fernando Guerrero, Albero Morín y Karen Díaz enfrentará con el reto de poner en alto el nombre de México en la justa internacional.
Este sueño se gestó desde el momento mismo que decidió dedicar su vida al mundo del arbitraje, donde tras años de trabajo, empeño y dedicación, se ha convertido en uno de los referentes dentro del balompié nacional, que le ha dado la satisfacción de lograr prácticamente todo lo que un silbante puede aspirar y que comparte con los lectores de MILENIO Puebla.
¿Cómo te adentraste en el mundo del arbitraje?
“Como todo niño, el futbol es el primer deporte que te atrae, lo jugué mucho tiempo pero nunca a un nivel importante, hasta que al llegar a la universidad por cuestiones económicas tuve que empezar a incursionar en el arbitraje, el mismo arbitraje me permitió terminar mi carrera como Licenciado en Ciencias de la Computación, hasta aspirar a un sueño como árbitro profesional, el tema del arbitraje fue creciendo hasta volverme árbitro de Primera División, árbitro internacional, incursionar en este tipo de eventos de gran magnitud”.
¿Cómo fue tu primera experiencia como silbante?
“Lo inicié por necesidad, no porque me gustara, no conocía nada, tuve un curso previo a debutar como árbitro en campo, tres meses en una charla de capacitación, pero ya en el campo, el primer partido fue muy complicado para mí, muy difícil, no es lo mismo estar en aula que estar viviendo los gritos, la pasión de la gente”.
¿Cómo se da tu incursión al profesionalismo?
“Me invitaron a un curso de árbitros profesionales, te das cuenta que conocer las reglas de juego no es tan ligero como en el sector amateur, te tienes que poner a estudiar en forma, ya es prácticamente una carrera, no universitaria, pero sí de mayor seriedad, te das cuenta que el manejo del futbol no es tan sencillo como te lo hace ver el sector amateur, eso me inquietó, a querer prepararme mejor, a querer sobresalir, te das cuentas que hay ventanas que te permiten soñar, porque se vislumbra la Segunda, Liga de Ascenso, Liga MX, que el futbol que ves en televisión no es tan lejano”.
¿Cuándo decides dedicarte de lleno a ser árbitro?
“Terminé mi carrera y era programador de sistemas en el gobierno del estado, mezclaba tanto el arbitraje profesional, que era Segunda y Tercera División, con la cuestión de la programación, pero el futbol me apasionó más, me atrajo más, hubo un momento que en la Secretaría de Seguridad Pública me ofrecían un puesto de sub director de presupuestos, pero también estaba en el proyecto de ascender a Liga de Ascenso, esa disyuntiva fue muy difícil porque en una yo lo veía como la parte fácil, cómoda, ya la tenía lista, el arbitraje iba a ser una aventura, me podía salir o podía equivocarme en el camino”.
¿Cuánto tardó en hacerse realidad tu sueño de llegar a Primera División?
“Pasaron cerca de tres años, de estar picando piedra en Liga de Ascenso, tuve la fortuna de arbitrar cinco finales en un torneo y eso me permitió ascender a Primera División, a veces lo ves muy complicado, sientes que pasa el tiempo y que estás en los primeros lugares y no te hablan, ves que otros pasan antes que tú, sientes la desesperación, pero siempre tuve la calma y siempre confíe en mí que podía llegar a ser lo que hoy soy”.
¿Cómo logras la acreditación como árbitro internacional?
“Siempre quise arbitrar un Mundial, siempre estuvo en mi mente, siempre quise hacerlo, ya tenía mi presupuesto, había calculado mi edad, sabía que tenía que ser internacional antes de los 36 años, llegué a Primera a los 34, llegué grande, sabía que sólo tenía dos años para poder trabajar y ganarme un gafete, esos dos años traté de desempeñarme de la mejor forma, en 2014 me nombran árbitro internacional, dije: ‘aquí empieza otra vez el sueño’”.
¿Cómo fue el camino hacia la Copa del Mundo?
“En 2014 llegó los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz, me abrieron la puerta a un Pre Mundial Sub 17 en Honduras, de ahí gano la nominación para el Mundial Sub 20 de Nueva Zelanda en 2015, nos va muy bien, entonces me nombran árbitro asistente para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, llegó el Mundial de Clubes en 2017, para el Mundial ya íbamos con una inercia bastante fuerte”.
¿Qué esperas del Mundial de Qatar?
“Estar nominado por segunda vez es increíble, para mí es fantástico, pero sí lo veo diferente, siento que no es la aventura como el primero, ya sé de qué se trata, debo cuidar de mí, en qué debo prepararme, cuidar aspectos que en el Mundial pasado no lo hicimos, estamos hablándolo desde antes para llegar muy fuerte, esa es la diferencia, hoy hay más responsabilidad, estamos más consciente de ella, si se puede hacer un mejor papel que el pasado, qué mejor. Vamos por un partido, ese partido tiene que salir perfecto, resolver cualquier situación que se presente de la mejor forma, dar una buena imagen del arbitraje mexicano, de ahí lo que venga. Este es mi último año, después del Mundial o dando el silbatazo final que César (Ramos) dé, yo ya sería ex árbitro, me gustaría seguir dentro del mundo del futbol, ser instructor, aportar a la gente joven, lo poco o mucho que yo viví”, finalizó.
AFM