La historia moderna del fútbol profesional en Tampico y Ciudad Madero en México se remonta a la iniciativa del ex líder del sindicato petrolero Salvador Barragán Camacho, el hombre causante de mantener esta plaza en la Primera División a principios los Ochenta, así como de convertirla en una escuadra competitiva en el balompié nacional.
Todo surgió con el descenso del entonces Tampico Club Deportivo a mediados de 1982. El gremio obrero al cual pertenecía Chava, decidió entrarle al deporte profesional al adquirir la franquicia del Atletas Campesinos. Elemento provenientes de Querétaro junto con jugadores locales, integraron la primer plantilla.
Sin embargo, la polémica se dio cuando se eligió el nombre del equipo. Se decidió por llamarse Jaiba Brava del Tampico-Madero, a pesar de la fuerte rivalidad que perduró durante 30 años entre las dos ciudades. Otro sector de la afición aceptó la propuesta y así se debutó en la campaña 1982-83.
Combinan experiencia y juventud
Lo que caracterizó la gestión de Barragán Camacho al frente del equipo fue el recurso para pagar entrenadores y jugadores de enorme calidad. Elementos como Pilar Reyes, Eduardo Rergis, Guadalupe Zavala, Roberto da Silva y José Luis "El Chocolate" Hernández, además de la juventud de Benjamín Galindo, Francisco "Panchillo" Fernández y Sergio Lira, conquistaron a la fanaticada con buen fútbol y goles.
A ellos se suma una generación considerada de las más relevantes en los últimos tiempos, al surgir las figuras de Hugo Pineda, Aurelio Rivera, Marco Antonio "Chima" Ruiz, Joaquín del Olmo y Mariano Varela. Todos ellos, dieron un brinco desde el amateur al profesionalismo.
Una de las claves para mantenerse como un plantel de respecto fue el apoyo de los propios petroleros. Se gestionó para que cada empresario pagará directamente el sueldo del jugador y sus servicios, incluido parte del gremio quién se encargaba en su momento, con autorización de la directiva, de negociar los clubes como América, Guadalajara, Cruz Azul o Tigres para su transferencia.
Esta época llevó al cuadro celeste a calificar a 3 liguillas. Obtuvo el subcampeonato en los torneos cortos Prode 85 y México 86, al perder las finales ante América y Monterrey respectivamente. Su tercera inclusión en la fase final fue en la temporada 88-89; ganó 20 juegos y anotó 87 goles, contó con la mejor ofensiva del campeonato pero se quedaron cerca de llegar a la final. El entrenador fue el chileno Carlos Reinoso.
La mano del sindicato
Siempre ha sido sui géneris el uniforme del Tampico-Madero. Bajo el mando del sindicato petrolero no fue la excepción, al grado que el logo del gremio fue considerado como el escudo oficial del equipo, por indicación de Chava Barragán.
Dentro de las anécdotas, el dueño de la escuadra decidió quitarle ese escudo a la playera oficial, en enojo por los malos resultados acumulados. Tras mejorar la actuación sobre la parte final del campeonato volvió a aparecer el logo del sindicato en la casaca celeste.
Todo ese poderío terminó un 10 de enero de 1989. Barragán Camacho junto a Joaquín Hernández Galicia "La Quina", fueron llevados a la Ciudad de México detenidos por la entonces Procuraduría General de la República. Año y medio más tarde, a pesar de mandar al Atlante a la Segunda División, el equipo dejó de participar en el máximo circuito.