Alijadores: Un título que dejó huella

El tercer campeonato en la historia de la novena porteña en la Liga Mexicana, fue un parteaguas para consolidar el deporte en la zona sur

La gloria se alcanzó en 1945 con su primer título, pero no quedó ahí. El bicampeonato fue posible un año después.
Sergio Sánchez
Tampico /

Los Alijadores de Tampico se proclamaron campeones en la temporada 1975 en la Liga Mexicana de Beisbol, pero no solo fue un galardón el obtenido, dejó una marcada huella en lo deportivo, un impacto social, hizo historia que a la fecha sigue siendo recordado como lo mejor del deporte en la región sur de Tamaulipas.

Se les considera una leyenda que aún se respira en el ambiente del barrio de la Isleta Pérez donde se escuchan aún las campanas de la Capilla Del Carmen, el rechinido de los rieles y el silbatazo de la máquina tres veces, hace más virtual el escuchar hasta el aplauso y gritos de la afición: quien llega a visitar el sector, hace volar la imaginación en torno la “catedral del béisbol en el Golfo de México” y la espera del regreso del rey.

La capacidad del parque de Alijadores, en la Isleta Pérez, tuvo una capacidad de 7 mil aficionados.


Ese barrio donde se llega a pie desde el centro en tres calles que se convertían en andadores peatonales, la Diaz Mirón que desembocaba a la entrada principal del parque, así como la Francisco I. Madero y la avenida Monterrey, donde aficionados de la Morelos y Cascajal utilizaban para llegar tras su trabajo en centros comerciales y otros empleos.

Las puertas se abrían a las 17:00 horas cuando iniciaba el calentamiento de las novenas; antes, don Miguel Arroyo Tenorio y dos auxiliares ponían en condiciones el diamante en lo que era todo un ritual, dejándolo como mesa de billar.

Pero lo más emblemático se ubicaba en la zona de los jardines.

 Los juegos eran interrumpidos por el paso del tren, cuya vía transitaba desde la pradera derecha a la izquierda, único e inigualable en su tipo.

Son tres épocas que marcan la existencia de una novena profesional en Tampico; la primera data entre 1937 y 1948. En su primera participación, Alijadores tuvieron malos resultados. En la segunda se mejoró y logró un tercer lugar.

La gloria se alcanzó en 1945 con su primer título, pero no quedó ahí. El bicampeonato fue posible un año después, sin embargo, en 1948 fue su última campaña.

Entre 1973 y 1975, la escuadra alcanzó de forma consecutiva el banderín de la División Norte.


La hazaña de 1975

La segunda etapa de Alijadores es, por mucho, la más recordada por aficionados a la palota caliente. En su retorno tomaron el nombre de Estibadores, pero en poco tiempo el membrete de Alijadores se hizo presente.

“Fue un equipo muy fuerte que tuvimos desde 1973, tomamos el liderato de la división. Un año después volvimos a obtener el liderato pero en la postemporada perdimos contra Saraperos de Saltillo”, comenta Arturo Rey, quien cumplió su función de catcher.

Aquel 28 de agosto de 1975, aún está en la memoria del exjugador y de muchos aficionados. “Esa noche nadie nos podía ganar porque teníamos una decisión, un compromiso con la noble afición que llenó el parque como nunca antes”, dijo Rey quien ahora vive en Ciudad Camargo, Chihuahua.

Comenta que en la gran final, la afición se volcó de nueva cuenta al parque que tenía capacidad para 7 mil personas en las gradas. “La gente ya no cabía en las gradas, hubo quienes se acomodaron en la orilla del campo, desde ahí fueron testigos de ese gran juego en donde nos coronamos campeones, una afición noble, conocedora, proveniente de las tres huastecas”.

Todos los integrantes de Alijadores de Tampico campeones en 1975, fueron entronizados al Salón al Mérito Deportivo local.


Alijadores enfrentó a un duro rival, los Cafetaleros de Córdova. Su mejor carta era Héctor El Superman” Espino quien se encontraba en su mejor momento, agregado a la veteranía de Julio Cruz y Pancho Maytorena, la seguridad de Eddie León en las paradas cortas, la fortaleza de Joe Pactwa, la experiencia de Rolando Camarero y el “Carbonero” López. Se suma el coucheo de lujo de Ángel Castro, Nicolas Cardenas y Gerardo Narro, uniéndose al estratega Papelero Valenzuela.

Una vez alcanzada la gloria, el nombre de Alijadores se escuchó en el mundo, pero más en las huastecas al marcas a miles de fanáticos al vivir la final a través de la radio. Con ese amor y pasión por el juego de pelota, surgieron varias ligas amateurs como la Liga Independiente, Municipal de Altamira, entre otras.

Pasaron los años para que el deporte rey profesional regresara. Tuvo una metamorfosis con los Astros de Tampico en los ochenta, pero su estadía en la zona solo duró tres años, en 1985 fue la última vez que Tampico tuvo un equipo profesional de béisbol.

El ayuno ha sido prolongado y se alargará más con la pandemia del coronavirus que recrudece la idea de tener el diamante pulido con un equipo del pueblo y para el pueblo.


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