Apenas en su segunda jornada, el Abierto de Australia tuvo que modificar ciertos encuentros debido al calor extremo que se registró en Melbourne. Si bien los tenistas de ambos circuitos, ATP y WTA, están acostumbrados a competir en torneos que atraviesan la estación de verano, en ningún lugar deben enfrentarse a las temperaturas que se registran en el primer Grand Slam del año, al punto en que los organizadores tuvieron que implementar una medida para proteger a los jugadores.
La primera semana de la competición ha registrado un máximo de 37º C y por supuesto los tenistas más afectados son aquellos de menor ranking que juegan en las canchas más modestas en Melbourne Park. Las estrellas en cambio se reparten en horarios en los tres estadios, Rod Laver Arena, Margaret Court Arena y John Cain Arena, los cuales cuentan con un techo retráctil que se coloca ante lluvia o extremo calor.
La regla que se implementó en 2019 tras distintas investigaciones, se basa en cuatro principios y gira alrededor de una Escala de Estrés Térmico que va del 1 al 5 y toma en cuenta la temperatura del aire, el calor radiante (fuerza del sol), la humedad y la velocidad del viento, las cuales se miden en cinco puntos distintos del venue para que especialistas puedan determinar cuando ya no es seguro competir. Ésta medida llegó después de que Novak Djokovic hizo críticas al torneo por no detener su partido ante Gael Monfils en 2018 cuando ambos se enfrentaron en condiciones extremas.
1. Templar las condiciones del juego
2. Aumentar la hidratación
3. Aplicar estrategias de enfriamiento
4. Pausas prolongadas
5. Suspensión del juego
El reglamento también especifica «Según la política de calor extremo del torneo, el juez revisará continuamente las condiciones y la política para determinar cuándo se puede reanudar el juego en las canchas al aire libre. Una vez que se tome esa decisión, los jugadores recibirán un aviso de al menos 30 minutos antes de que se reanude el juego».