El serbio Novak Djokovic consiguió su octavo Abierto de Australia que le devolvió, a su vez, a la primera posición mundial en detrimento de Rafael Nadal y ahora acecha tanto al español (19 grandes) como al suizo Roger Federer (20) tras sellar su decimoséptima corona.
Resultó el broche final a un arranque de temporada inmejorable tras acumular dos títulos, el primer Grand Slam del año y la Copa ATP, donde ha tenido que vencer a jugadores de la talla de los propios Federer y Nadal, el ruso Daniil Medvedev y el austriaco Dominic Thiem.
Además, desactivó la hazaña primeriza de conseguir al menos un título Grand Slam en tres décadas diferentes (2000-2010; 2010-2020; y 2020-2030.
“Uno de mis grandes objetivos es conseguir el mayor número de torneos Grand Slam y esa es la razón por la que sigo compitiendo y jugando toda la temporada”, admitió este domingo el de Belgrado con su mirada fijada en el récord del suizo con veinte.
Su otro gran reto es el de convertirse en el número uno histórico ostentado actualmente por Federer con 310 semanas en la cima y que está seguido por el estadounidense Pete Sampras que reinó durante 286 semanas, 10 menos que Djokovic.
Una carrera, que a menudo fue reducida a Nadal contra Federer, ha contado con un nuevo protagonista, o villano, tras cerrar un gran torneo que cuenta con él como tenista más exitoso.
Por su parte, el manacorí tendrá una nueva oportunidad de asaltar la primera plaza a finales de febrero con la celebración de los campeonatos de Acapulco, donde jugará el español, y Dubái, que contará con Djokovic.
Sin embargo, la principal preocupación del español será la defensa de Roland Garros para igualar con veinte grandes a Federer y recuperar de nuevo la ventaja de tres coronas con su perseguidor Djokovic.
Esta lucha a tres para ver quien se proclama el mejor tenista de la historia ha alienado a los miembros de la nueva generación que en su mayoría se vieron desbordados en Melbourne.
A excepción del alemán Alexander Zverev, todos los componentes del legado que está por llegar volvieron a jugar en un papel secundario, en especial el griego Stefanos Tsitsipas, el ruso Daniil Medvedev o el italiano Mateo Berrettini.
Ninguno de ellos accedió a los cuartos de final a pesar de las comodidades que les ofrecía el cuadro como principales favoritos, por lo que el austriaco Dominic Thiem, finalista del torneo, tuvo que ser rebautizado como principal representante de los jóvenes a pesar de sus 26 años.
Es cierto que el pupilo del chileno Nicolás Massú tiene todas las papeletas para ser el encargado de tumbar la hegemonía Nadal-Federer-Djokovic, presente en los títulos de los últimos trece grandes, después de que el propio jugador de Belgrado le garantizará que ganará más de uno pronto durante la entrega de trofeos.
“Pronto vas a ganar más de uno, hoy has estado muy cerca. Me gustaría pedir todo el respeto del mundo tanto para su equipo como a su familia”, dijo el serbio tras recibir el trofeo por parte del exnúmero uno ruso Marat Safin, ganador de la edición de 2005.
MRR