El torneo de Madrid dio una segunda oportunidad a Iga Swiatek y la jugadora polaca la aprovechó: en una repetición de la final del año pasado, cambió el sentido del resultado y se impuso a la bielorrusa Aryna Sabalenka por 7-5, 4-6 y 7-6 (7) en un partido memorable entre las dos mejores jugadoras del circuito.
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Fue para ambas el choque más largo de sus dos semanas en la Caja Mágica: tres horas y once minutos sudadas punto a punto, con una exigencia física máxima. Llegaron con fuerzas hasta el final y decidieron el desenlace en el desempate del tercer set. Hasta entonces, nada de lo que pareció definitivo lo fue.
Swiatek ganó así el vigésimo título de su carrera, a los 22 años, y el tercero de este año, tras los de Doha y de Indian Wells. La nueva corona llega cuando cumple su semana 101 al frente de la clasificación mundial.
La jugadora de Varsovia pueda ya tachar su única gran tarea pendiente en los torneos de tierra, pues solo Madrid faltaba en una lista que ya incluía dos trofeos en Roma, dos en Stuttgart y tres en Roland Garros.
En el décimo enfrentamiento entre ambas, Swiatek y Sabalenka aún fueron capaces de sorprenderse. La polaca resistió el aluvión de potencia de su rival y esta fue capaz de tutearla en los intercambios y adivinar hacia dónde iba a trazar la línea.
Ganó Swiatek, pero pudo suceder lo contrario. Las diferencias entre ambas fueron mínimas, de matiz. Dos grandes jugadoras que pelearon hasta el límite y merecieron compartir la gloria. Swiatek lloró de alegría como en las grandes ocasiones.
Una sorpresa para empezar: Sabalenka cedió su primer servicio pese a meter casi todos los primeros saques. Pero lo recuperó de inmediato. Fueron unos primeros juegos de puntos rápidos, con errores de ambas. Si Sabalenka lanzaba saques a 195 km/h, Swiatek respondía con servicios a la T.
La polaca se sobrepuso a un 15-40 en el sexto juego, lo mismo que hizo su rival en el siguiente. Cada vez que una ganaba un pequeño terreno, la otra contestaba con una maniobra similar. La rotura de Swiatek llegó en el undécimo juego, propiciada por los errores de la bielorrusa, pero sentenciada por el número uno con una derecha envenenada a la esquina.
El segundo set se convirtió en impredecible con dos roturas para cada lado en los cinco primeros juegos. Sabalenka ganó sus restantes saques con facilidad y dio el golpe en el 6-4. Era solo el segundo set que Swaiatek se dejaba en todo el torneo. El partido volvía a empezar cuando el reloj marcaba una hora y 52 minutos de juego.
No fue la bielorrusa la que empezó arriba el tercer set. La concentración de Swiatek, siempre a lo suyo ante cualquier circunstancia, empezó a hacer mella en Sabalenka, quejosa con sus propios errores. La polaca ofreció un manual de pases, de golpes de esquina a esquina, físicamente más entera que su rival, que llegó a la final con tres horas más de juego en las piernas.
Swiatek amagó dos veces con el 'break' en el tercer juego, sin llegar a convertirlo. De nuevo, respuesta de Sabalenka con la misma medicina, pero ella sí que se hizo con el saque de su oponente. El 3-1 habría sonado casi a definitivo en cualquier otro partido menos en este. Swiatek volvió a romper y se dirigió con prisa al banco para hidratarse.
Cada punto se celebró como una batalla ganada. Los errores se redujeron al mínimo: un saque, un par de intercambios y un paralelo sin respuesta posible. Ese fue el guion que ambas compartieron.
La noche caía sobre Madrid y las dos jugadoras seguían sobre la pista con todo por definir.
El 5-5 llegó con un juego en blanco de Swiatek digno de verse repetido. El público, que no llenó la pista central, quería más y se volcó con Sabalenka, que se garantizó al menos el 'tie-break'.
Con la obligación de mantener su saque, la ganadora de cuatro Grand Slams lo pasó mal. Solo su temple le permitió salvar dos puntos de partido en contra, sin miedo de darle velocidad a la derecha. El desempate estaba servido mientras comenzaba la tercera hora de partido.
Los saques prevalecieron y hubo poco juego. El partido pareció encaminarse al final de la mano de una derecha de Sabalenka que se marchó larga. Pero salvó un punto de partido y lo mismo hizo luego Swiatek. Hasta que esta, por fin, logró la victoria con una devolución de su rival más allá del límite.
Entre la final del año pasado y la de este en Madrid, ambas solo habían jugado una vez, en las finales WTA, con triunfo de la polaca.
La ganadora se lleva mil puntos para el ránking y un premio en metálico de novecientos sesenta y tres mil doscientos veinticinco dólares.
JCVL