Con una sonrisa de oreja a oreja y ante el júbilo de la pista principal Philippe Chatrier, el salvadoreño Marcelo Arévalo, de 31 años, agradeció el comportamiento del público y el incansable apoyo de su mujer tras ganar el torneo de dobles de Roland Garros.
Antes de recibir el trofeo en la pista, Arévalo, quien formó pareja con el holandés Jean-Julien Rojer, dejó numerosos agradecimientos, aunque el más especial fue para su mujer, presente en las gradas.
"Muchas gracias por confiar en mí, por confiar en que ganaría algún día un Grand Slam. Incluso cuando estaba jugando los torneos menores, siempre me apoyaste, siempre estuviste conmigo", dijo, emocionado, en inglés.
El jugador nacido en Sonsonate, quien pronunció esas palabras mientras sostenía a su hijo en brazos, también se acordó de sus padres, quienes vieron el partido desde El Salvador.
"Gracias a El Salvador y a París", exclamó el tenista, quien se enfundó una bandera de su país.
Arévalo felicitó también a sus rivales, el croata Ivan Dodig y el estadounidense Austin Krajicek, y dijo que la final "podía haber caído de un lado o de otro". La pareja salvadoreña-neerlandesa salvó tres puntos de partido en la segunda manga.
Además, agradeció "la increíble atmósfera" de la cancha. "Habéis hecho de este momento algo más especial. Adoro a este público", aseguró.
Arévalo comenzó a jugar al tenis con 7 u 8 años porque sus padres lo hacían de forma social en un país con muy poca tradición tenística.
Tras un paso por la Universidad de Tulsa (EE.UU.), en la que estudió y a la que representó, se asentó en Florida gracias a los muchos esfuerzos de sus padres para que lograse una beca.
Su hermano mayor Rafael también fue tenista profesional durante algunos años y llegó a representar a El Salvador en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008.
En 2013, Marcelo venció a su hermano en la final de tenis masculino de los X Juegos Centroamericanos disputados en San José.
MGC