Roger Federer anunció el miércoles que su último partido profesional será un encuentro de dobles en la Laver Cup en Londres y querría jugarlo junto a Rafa Nadal, antes de una retirada tras la cual prometió no convertirse en un "fantasma".
El suizo de 41 años anunció la semana pasada que deja la competición, incapaz de recuperar el nivel tras varias operaciones de rodilla.
Cuando una leyenda se retira tras más de dos décadas de carrera, con 20 títulos de Grand Slam, cada evento es el último: último partido, última rueda de prensa.
Federer compareció ante los periodistas en Londres antes de la Laver Cup, que del viernes al domingo enfrentará a un equipo europeo formado por él, Nadal, Djokovic, Tsitsipas, Ruud y Murray, contra otro del resto del mundo, integrado por Schwartzman, De Miñaur, Auger-Aliassime, Fritz, Tiafoe y Sock.
Impecablemente vestido con traje azul marino y zapatillas deportivas. La chaqueta remangada hasta los codos y un polo blanco que resaltaba su bronceado. Tan sereno y pausado como siempre, pero con una mezcla de tristeza y alivio en la voz y una mirada cargada de emoción.
Recordó sus primeros años como junior, a partir de 1993.
"Nunca hubiéramos pensado que iba a estar aquí sentado a los 41 años dando mi última rueda de prensa, recordando todos los momentos y partidos que he jugado", afirmó.
No pudo enumerar los mejores momentos, a menudo después de los partidos, compartiendo impresiones con su equipo. Y los encuentros con los fans.
Y afirmó haber aceptado la difícil retirada: "La parte más dura (...) es cuando te das cuenta de que es el final". "No estoy satisfecho, pero si contento con la decisión, porque es la correcta y la he pensado mucho".
¿Tándem con Nadal?
Ni los organizadores de la Laver Cup, ni los capitanes de los dos equipos, Björn Borg y John McEnroe respectivamente, anunciaron aún cómo se repartirán los partidos.
Pero Federer pidió jugar solo "un dobles el viernes por la noche" porque, dijo, conoce sus "limitaciones".
"Björn dijo que está bien", aseguró y que después sería reemplazado por el italiano Matteo Berrettini. "Obviamente estoy nervioso porque no he jugado en tanto tiempo", admitió.
Disputar ese encuentro junto a Nadal, su rival de más larga data, "por supuesto, sin duda, creo que podría ser una situación bastante única", afirmó, subrayando el respeto mutuo que se profesan. "Podría ser un momento especial".
La última vez que Federer jugó en el circuito profesional fue la edición 2021 de Wimbledon, tras lo cual tuvo que operarse por tercera vez de la rodilla. Ganó por última vez un Grand Slam en el Abierto de Australia de 2018.
Este julio volvió al césped del All England Club londinense, pero solo para participar en las celebraciones del centenerio de su legendaria pista central, y para expresar su deseo de jugar allí una vez más.
Sin embargo, no fue posible.
"Me estaba cansando más al tener que poner más esfuerzo para creer que le iba a dar la vuelta a la situación y empecé a ser pesimista, entonces recibí el resultado de un escáner que no era lo que quería", explicó.
"No seré un fantasma"
Las últimas semanas estuvieron cargadas de emoción, reconoció, buscando el modo adecuado, las palabras "correctas", para anunciar su retirada y sus sentimientos, una extraña mezcla de "dulce y amargo".
"Las cosas que echarás de menos son precisamente las cosas que estás contento de no tener que volver a vivir", aseguró, mencionando "los nudos en el estómago" durante las largas esperas antes de un partido.
Y prometió que volverá pronto a las canchas, aunque afirmó no saber aún en calidad de qué.
"Solo quería que los fans sepan que no seré un fantasma", dijo, recordando como el propio Borg "no volvió a Wimbledon durante 25 años".
Lamentó no haber competido nunca contra el nuevo número uno mundial, el español Carlos Alcaraz, con quien sí entrenó hace tiempo.
Y afirmó de esta nueva generación de tenistas, "más atlética que nunca", que aunque cambien el estilo de juego "seré su fan número uno".
ZZM