Pasar de ser una joven con ilusiones a un ídolo nacional no es una transición sencilla para mucha gente. Viajar del puesto 54 del ranking hasta la Philippe Chatrier para recibir el trofeo Suzanne Lenglen es una transición complicada de asimilar. Todo eso le ocurrió a Iga Swiatek en octubre del 2020. Más de un año después, sigue dentro de las mejores del mundo pero reconoce que ha sido un proceso difícil.
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"Fue muy complicado al principio porque tenía que adaptarme a la nueva situación y estar con rankings diferentes siempre es algo engañoso. Me di tiempo de aprender mis lecciones y quería enfocarme en trabajar y enfocarme en el tenis, porque he estado jugando tenis toda mi vida y no pensar en el ranking. Torneo a torneo podía ver que estaba jugando consistente y eso me hizo más segura", compartió la polaca.
Las lágrimas de su primera derrota en las WTA Finals no fueron otra cosa que la presión ejercida por su propia hambre de triunfo. La parte irónica del éxito es que casi nadie está preparado para que llegue y hay que aprender a convivir con ello.
“Eso es la parte engañosa porque por un lado estás teniendo éxito y puedes estar feliz por eso, pero del otro lado cuando vas al siguiente torneo la gente está esperando que juegues bien de nuevo. En el tenis es difícil estar en buena forma todo el año y la gente tiene que entender eso”, dijo la propia Iga.
Swiatek no solo ha tenido que lidiar con las expectativas de todos aquellos que la rodean, sino también con las propias. Después cada victoria se normaliza y cada triunfo se exagera, mientras la principal afectada se encuentra en plena etapa de desarrollo y crecimiento.
“Siento que todos están listos para los malos tiempos y al perder, porque todos nos están enseñando cómo estar más motivados o cómo ser consistentes al trabajar duro, pero cuando ganas un gran torneo, no mucha gente está lista para eso, así que al principio siempre es difícil", reconoció la de Varsovia.
Ningún jugador o jugadora de Polonia había alzado un título de Grand Slam hasta que Iga conquistó Roland Garros. Por más abrumador que aquello pueda soñar para una jugadora que recién cumplió 20 años, ella trata de que no sea el principal tema de conversación en su campamento.
“Yo hago mi trabajo día a día y no pienso 'soy la primera jugadora de Polonia', solo juego tenis, solo soy yo misma. Es bueno encontrar cierta distancia sobre eso para no preocuparme sobre estas cosas", mencionó.
Aunque las cámaras cada vez hacen mayores filas para fotografiarlas y la WTA le organiza un tour ante medios de comunicación, Swiatek sigue siendo la misma Iga aficionada al rock, los legos y que toma café para tratar de que la jornada sea más llevadera.
“No me considero una celebridad porque soy la misma persona que era hace un año. Puedes ser más popular pero no cambia el interior de ti", compartió con la misma naturalidad con la que saludaba y se despedía.
SRN