Golpes, fe y disciplina: Manuel 'El Loco' Torres, el peleador mexicano de la UFC que está brillando

Su victoria más significativa fue en marzo pasado, contra Drew Dober, uno de los noqueadores más temidos de UFC. Le ganó en solo dos minutos.

Su victoria más significativa fue contra Drew Dober. | Foto: Especial
Norma Ponce
Ciudad de México. /

Hay peleas que se ganan con puños, estrategia y condición física, pero las más duras se libran en silencio, dentro del alma, cuando hay que soltar una vida para construir otra.

Manuel El Loco Torres conoce ambas batallas. Las ha peleado y las ha ganado.

Nacido en Ciudad Madera, Chihuahua, Manuel tiene 30 años y una historia que inspira.

Desde niño fue inquieto, imparable, valiente. Lo apodaron El Loco no por casualidad, sino porque desde pequeño no había quien lo calmara. 

“Mi mamá dice que no me podía tener en brazos, que me retorcía y ya quería estar haciendo travesuras”, recuerda entre risas.

Pasó por muchos deportes: béisbol, fútbol, básquetbol, americano, pero también por muchas noches en el barrio, fiestas, desveladas y una vida que parecía no llevar a ningún lado.

“Me gustaba la calle, me gustaba la fiesta… pero llegó un momento en que tuve que pelear contra mí mismo. Esa ha sido mi pelea más dura”, confiesa.
Manuel Torres tiene 30 años y una historia que inspira. | Foto: Especial

Su carrera como peleador comenzó casi por accidente, armando una jaula en un evento en Ciudad Jiménez.

Uno de los peleadores se lastimó y lo invitaron a subirse. No tenía uniforme, ni experiencia profesional, pero sí tenía hambre y corazón.

“Solo quería una jugadora como la de los peleadores”, cuenta.

Esa noche ganó por nocaut en la primera ronda y a partir de ahí su suerte cambió. Tenía tres meses para prepararse para su próxima pelea planeada.

Desde entonces, no ha dejado de crecer. Hoy forma parte del UFC, el máximo circuito de artes marciales mixtas del mundo.

Entrena con equipos de alto nivel entre Las Vegas y Tijuana, y su disciplina es brutal: cinco meses de preparación para cada pelea, tres entrenadores, dieta estricta y entrenamientos que exigen cuerpo y mente.

"Este deporte me ha enseñado que sí se puede. Que si trabajas, te enfocas y tienes fe, puedes cambiar tu vida. Yo lo hice".
"Me encantan las costillas con barbacoa y puré de papa, las quesadillas, el asadero, el borrego, las carnitas de marrano, la barbacoa, soy muy bueno para comer, pero a veces hay que sacrificarle. En mi cumpleaños pasado mi pastel fue una rebanada de sandía", cuenta.

Sin embargo, la dieta no es lo que más le preocupa, sino los entrenamientos tan duros con golpes en todo su cuerpo.

”El entrenamiento es muy duro, pero es lo que te da mentalmente tranquilidad, son golpes, te lesiones, es estar luchando, hacer sparring, es resistencia de tu cuerpo; duele pero tu mente sana”, asegura.

Manuel es un hombre de fe. Agradece a Dios, a sus padres y a quienes lo han acompañado.

“Sin Dios no se puede nada. Yo le pido antes de cada pelea, le pido que me mantenga humilde, que me dé fuerza, que no se me olvide de dónde vengo".
Manuel dejó la fiesta, la calle, los vicios y encontró la paz en los entrenamientos. | Foto: Especial

Dejó la fiesta, la calle, los vicios y encontró la paz en los entrenamientos, en la meditación, en escuchar a su cuerpo y a sus entrenadores.

“Antes me encantaba el peligro. Ahora lo pienso. Ya tengo más conciencia".

Su madre, que casi lo corre cuando le apodaron El Loco, hoy está orgullosa. Su familia también y su barrio lo ve con nuevos ojos.

“Algunos todavía me tiran carrilla, piensan que soy el mismo, pero ahora me controlo, me aguanto. Y eso también es una victoria".

El Loco ha noqueado a cuatro peleadores en el primer asalto. Ha perdido tres veces, pero aprendió de cada derrota.

“Me volví más analítico. Estudio a mis oponentes, los observamos. Ya no peleo como loco, ahora peleo con la mente. Mi mente es mi superpoder".
'El Loco' ha noqueado a cuatro peleadores en el primer asalto. | Foto: Especial

Su victoria más significativa fue en marzo pasado, contra Drew Dober, uno de los noqueadores más temidos de UFC. Le ganó en solo dos minutos.

“Me sentí orgulloso. Todo el esfuerzo, todo el sacrificio, valieron la pena", afirma.

Hoy, su meta es clara: "Quiero ser el mejor peleador del mundo. Quiero representar a México con orgullo, pero también quiero ser mejor hijo, mejor hermano, formar una familia. Quiero ser un buen hombre, no solo un campeón".

A los jóvenes les deja un mensaje claro: "Sí se puede. Pero hay que atreverse. El miedo es lo que te detiene, me he fallado más veces de las que otros lo han intentado, pero fallar también es vivir. Hay que fracasar para aprender".

Manuel Torres ya es un ejemplo. No solo por lo que ha ganado en la jaula, sino por lo que ha ganado fuera de ella: el respeto de los suyos, la paz interior, la certeza de que cambió su historia.

"El éxito no me cambió, me mostró quién soy y quiero seguir creciendo porque sé que lo mejor aún está por venir".

IOGE 

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