En mayo de 2016, Marcelo Rojo y otros 15 peleadores de Latinoamérica entraron a la casa de The Ultimate Fighter en Buenos Aires, pero a diferencia de otras temporadas, solo los dos finalistas lograron debutar en el UFC. El argentino se quedó a un paso, tras perder una cerrada decisión ante el peruano Claudio Puelles en la semifinal.
“Cuando uno quiere y ama lo que hace y sabe que tiene un sueño y lo quiere cumplir te vas a romper el lomo trabajando, todos los días trabajo duro, trabajo duro y a la larga el trabajo duro vence al talento siempre”, dijo el ‘Pitbull’ a La Afición horas antes de entrar al reality show.
Rojo ya había pasado seis meses lejos de casa, pues había sido seleccionado para el programa de desarrollo en Kings MMA, en la zona de Los Ángeles, California, ahí coincidió con su compañero y esquina Pablo Sabori, originario de San Luis Rio Colorado. Sería su conexión con México, país que se convirtió en su segunda casa.
El argentino se mudó a Tijuana, donde entrena en el Entram Gym del coach Raúl Arvizu y compartió durante los últimos cinco años el gimnasio con peleadores de experiencia en UFC como Marco Polo Reyes, José Alberto ‘Teco’ Quiñonez, Masio Fullen y el retador de las 125 libras Brandon Moreno.
Mientras esperó, hizo una carrera en Combate Américas, donde sus nocauts y festejo de velociraptor lo hicieron uno de los más populares de la promoción. Pero cuando llegó la llamada del UFC, para pelear ante su gente, no pudo salir del contrato y tuvo que esperar de nuevo hasta convertirse en agente libre.
Una vez conseguido, principios del 2020 llegó la pandemia que lo dejó sin actividad y después de 18 meses, donde hizo esquina a muchos compañeros en el UFC, llegó su oportunidad.
“La gente sabe que es mi esfuerzo, trabajo duro y trayectoria. Saben que lo busqué mucho tiempo”, dijo Rojo tras la respuesta de seguidores de Argentina, México y toda Latinoamérica en redes sociales.
2020 fue una verdadera prueba, sabía que la oportunidad estaba cerca, pero tuvo que arreglar su visa de trabajo y luego convencer al UFC de que estaba listo:
“Mi mentalidad siempre fue la misma, llevo haciendo campamentos mucho tiempo y ya estoy listo. Hace mucho no peleo, pero hice campamento con Pablo (Sabori) cuando peleó, con Brandon las dos veces que peleó. Lo único que no hacía era la dieta, pero fueron como seis o siete campamentos, yo estaba listo desde la pelea de Raoni”, explicó sobre la oferta que tuvo hace tres semanas ante el brasileño Raoni Barcelos, que dio positivo por COVID y una vez más se cerró la puerta.
Pero este sábado se volvió a abrir, el canadiense Charles Jourdain será el rival en una pelea donde Marcelo sabe que puede robarse la noche, pues el estilo de ambos es espectacular. Quiere ganar y pelear lo más pronto posible para recuperar el tiempo perdido.
“Estoy cansado de ser pobre, quiero mis 50 mil dólares, quiero una casita en la sierra y comer asado ahí todos los días. Por más ganas que tengo de volver a Argentina y descansar, porque todo el año pasado no descansé, ahora que tengo la chance no la voy a. desperdiciar, me voy a mantener saludable y en peso para pelear cuando me llamen”, adelantó.