Entre las parcelas… un semillero de pastores

Detrás de los fraccionamientos Forjadores, Las Flores y Los Tuzos, se distingue a los lejos un complejo parecido a una zona militar. En medio de la nada, jóvenes, adultos y familias estudian las sagradas escrituras.

Centro de Estudios Teológicos y Ministeriales A. C. (Carlos Dayan)
Elliott Ruiz
Pachuca /

Se termina el pavimento, pero no el camino. Los autos avanzan con dificultad, hasta que a la izquierda, el alambre de púas vuelve evidente la propiedad privada. Se ve un gran salón, pero aún no es la entrada, faltan unos metros para llegar a la caseta; ahí se puede distinguir con claridad: Centro de Estudios Teológicos y Ministeriales A. C.

Sus jardines contrastan con la resequedad de la estación. El edificio principal bien podría estar en medio de la metrópoli y no desentonaría en absoluto. En la entrada, un joven trapea el piso, pero no tiene aspecto de intendente; de los edificios contiguos entran y salen personas con normalidad. Da la impresión de que este lugar no debería estar ahí.

El jefe ahí es el pastor Rolando Díaz Flores, quien hace poco más de un año dirigía una iglesia en San Nicolás de los Garza, Nuevo León. Ahí estaba muy a gusto, hasta que fue llamado como director de este seminario evangélico. Por revelación o por dedazo, él tenía que ser, porque conoce perfectamente la esencia del instituto.

“Comenzó en Santiaguito, Oaxaca, en 1955, con el nombre Instituto Bíblico de Oaxaca, bajo la dirección del presbítero Manuel Valencia”, cuenta. “En 1957, el presbítero Valencia tuvo que regresar al norte y quedó a cargo de Linden R. Unruh, un reverendo estadounidense y misionero en México”. En 1958, el instituto se trasladó a Monclova, Coahuila, en donde funcionó bajo la administración y sustento de hermanos extranjeros, hasta 1977, cuando cerró.

“Se estaba buscando que fuera administrado por personal mexicano, pero no lo encontraban”, explica Díaz. Para 1980, el presbítero Servando Castillo González retomó actividades bajo el nombre de Seminario Teológico de la Iglesia Evangélica Misionera. “Dos décadas después, el seminario se trasladó a sus nuevas instalaciones en Pachuca, Hidalgo”, narra. “Aunque realmente es Mineral de la Reforma”, aclara.

La visión de los líderes Unruh y Walter Gómez dictaba que el seminario tenía que estar en el centro de la República Mexicana para facilitar el traslado de quienes recibieran el llamado de Dios. Aunque originalmente pensaron en Guanajuato, al final se decidieron por Hidalgo. “El propósito es equipar y preparar al pueblo de Dios para extender su Reino”, dice Rolando.

Nuevamente el seminario fue trasladado, y se le volvió a cambiar el nombre. En agosto del 2000 comenzaron las clases en el CETYM (abreviación con la que se le conoce). En estos 20 años, de ahí han salido pastores que hoy trabajan en diferentes iglesias de México y misioneros que han llevado su ministerio hasta países como China, Indonesia y Pakistán.

El CETYM es una universidad; para las personas que buscan tener un conocimiento básico de las escrituras o recibir herramientas esenciales para su ministerio en una iglesia local, ofrece un certificado. El diplomado en Estudios Bíblicos es para aquellos que no tienen estudios de preparatoria, pero que han respondido al llamado de servir a Dios.

El atractivo más importante es la licenciatura en Sagrada Teología, para aquellos que han cursado hasta la preparatoria. Aunque también existen otras licenciaturas, en Pastorado, en Misiones y en Educación Cristiana. Ninguna de ellas tiene validez oficial. Hace tiempo el centro de estudios estaba inscrito ante la SEP, pero la cobertura se terminó. También la Universidad Madero de Puebla lo respaldó en cierto momento, pero no por mucho tiempo.

“Nos dimos cuenta que nuestro propósito es muy diferente”, asegura el pastor. “Porque aquí ya tenemos estudiantes con carrera universitaria; no les damos una carrera secular, les damos un ministerio”. Rolando tiene su casa dentro del complejo. Ahí vive, al igual que muchos de los alumnos y maestros. Los internos tienen hospedaje y comida, a un costo muy bajo de colegiatura; a cambio ayudan con el mantenimiento de las instalaciones. A los casados se les rentan amplios departamentos porque llegan con todo e hijos; no se salvan de participar en la limpieza.

Muchos de los estudiantes son enviados de otras iglesias, en su mayoría pertenecientes a la Confraternidad de Iglesias Evangélicas Misioneras. “Los mandan a estudiar y luego los recogen. Si abrieron una iglesia nueva ahí los mandan”, indica. A nivel licenciatura, hay materias como el Griego, que generan gran interés, inclusive entre personas que pertenecen a otra religión.

“Son cuatro griegos para leer el Nuevo Testamento; independientemente de si son cristianos o católicos, el aprender griego es algo extraordinario”, dice el director. Para él es fácil decirlo, estudió Literatura en la Universidad Autónoma de Nuevo León. “Ahí llevé un año de griego clásico, donde se lee a Homero… aquí es coineo común, debería ser más sencillo”, dice.

Este conocimiento sirve a los futuros pastores para hacer exégesis de las escrituras. “Quien lee griego puede entender perfectamente las diferentes versiones, llámese Reina Valera, Nueva Versión Internacional, Dios Habla Hoy, La Biblia Latinoamericana…

”Desmenuzando palabra por palabra, frase por frase, los estudiantes interpretan qué quiso decir realmente el autor, según a quién se lo escribió originalmente. “Porque luego agarran un texto y lo aplican aquí, pero no fue escrito para mí”, critíca. “Fue escrito a un destinatario, en su tiempo; había una razón, una problemática, un contexto histórico”.

Entre las 67 materias de la licenciatura, también tiene lugar el hebreo, que sirve para interpretar el Antiguo Testamento y hasta para hacer traducciones. Muchos de los egresados del CETYM vuelven a su comunidad y traducen la Biblia al totonaco, mixteco y zapoteco.

Antes los maestros del seminario eran experimentados pastores, pero hoy, Rolando exige que, además de la carrera pastoral, tengan carrera universitaria. “Porque tenemos muchos universitarios y algunos hasta con maestría. La mayoría de los maestros pueden tener muchos años de experiencia, pero secularmente quizá no sean compatibles”, justifica.

La pandemia de covid-19 ha golpeado a todos los sectores y las iglesias no son la excepción. Dado que alumnos y maestros viven ahí, apartados de la civilización, no han interrumpido sus estudios; pero la predicación y la alabanza se hacen en línea, como en casi todo el mundo. “Esta pandemia va a mostrar verdaderamente quienes son creyentes.

"Muchos ya se han retirado, o dicen que por la pandemia se cuidan, pero bien que andan en las aperturas de Liverpool”, ironiza. A un lado de su escritorio tiene un piano, y lo sabe tocar; no tiene reserva para mostrar su gusto por las bellas artes.