Layda Sansores se define como una mujer libre y apasionada, que no se arrepiente de sus decisiones y que sostiene lo que dice por más fuerte que sea, pues dice que todas sus acciones son medidas.
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La ahora candidata de la coalición Juntos Haremos Historia a la alcaldía de Álvaro Obregón dice que le costó trabajo separarse del PRI hace 30 años, así como también lo fue su divorcio; sin embargo, asegura que lo hizo para crecer.
Para ella, los partidos son como los hombres: cuando lo conoces es el único, pero no sabes si será el último; sin embargo, asegura que Morena será el último en el que milite.
Con experiencia en nueve campañas, tres de ellas por la gubernatura de Campeche, Sansores dice que con esta elección se retira de la política.
Éste es el Interrogatorio Milenio con Layda Sansores, candidata de Morena-PT-PES en Álvaro Obregón.
¿Cómo va la campaña?
¡Superrequetebien! Como dice Romeo, el amor de mi vida, tengo el síndrome del candidato: siempre vamos bien.
¿Es distinta a tus otras campañas?
Sí, ésta es distinta, es distinta a cuando trabajas en Campeche a cuando la haces aquí, aunque ya había hecho campaña en Álvaro Obregón.
Sin ánimos de ofender, has perdido como candidata varias veces, ¿eso la desanima?
Depende de lo que llames perder. En las artes marciales dicen que lo que importa no es ganar, sino no perder y no pierde al que le tiran la suela y se levanta otra vez y nunca te das por derrotado.
Además, hay que ver de qué manera o pierdes o te la roban, son circunstancias muy diferentes y aquí creo que también vamos a vivir el fraude.
En el Senado te llegaron a llamar argüendera, ¿te consideras así?
A quién escuchaste, porque hay quien me llamaba valiente. Me llamen como me llamen yo defiendo mis ideas, quiero ser libre.
Tus protestas siempre dan de qué hablar por inusuales, ¿de dónde vienen las ideas?
Uno se vuelve creativo, más libre, más abierto, creo que eso es parte de mi personalidad.
¿Te divertías en el Senado?
Me divertía ver tanta cobardía junta, porque no la descifro. No entiendo cómo gente que tiene tanta trayectoria y experiencia pueden decir lo que dicen, me parece más que divertido, increíble que esto pueda suceder.
¿La política es actuación?
No, es convicción, es servicio, la veo como una pasión, como una entrega y llamar la atención, en algunas ocasiones, con palabras duras, con fuerza, eso no es actuación.
Todas las palabras que dije, las medí, no hay exabruptos, decisiones atrabancadas.
¿Política es sinónimo de corrupción?
Así la han querido convertir, creo que política es una actividad de lo más sublime.
¿Hay acoso en la política?
Creo que siempre quedan dosis de acoso, yo las viví, de alguna manera, siendo diputada; es la burla, no tienen que decirme de mi honestidad, de mi integridad, de mi vida en familia, de mi amor por los demás, a ver qué toman de tu cuerpo, que si estás deforme, fea; es el agravio que todavía en su misoginia desprenden, pero se me resbalan.
¿Regresarías a dar clases?
De alguna manera participo en la escuela donde estudiaron mis hijos, pero, sobre todo, sigo enseñando a leer a quien me encuentro en el camino.
¿Hay políticos que necesitan aprender a leer?
Algunos o a 'ler' también.
¿A qué político le darías terapia?
Jajajaja, empezaría con Peña Nieto, aunque se pudiera hacer un manicomio con varios de ellos y nos van a faltar lugares.
Has militado en cuatro partidos…
Y si hay más… No, esté es el último, mira yo siempre digo que los partidos son como los hombres, uno debe de decir: éste es el único, pero no sé si será el último, pero Morena será el último.
Encontré el lugar correcto y, además, yo creo que después de Morena la retirada.
Militaste en el PRI por 30 años, ¿qué aprendiste en tu paso por ahí?
De todo se aprende, el PRI era una escuela con un alto oficio, el PRI era otro PRI, con mucho sentido humano, equilibrio, no había llegado la tecnocracia, el dedazo, los niños bonitos; se tenía que enlodar los zapatos para llegar a un cargo de elección popular.
Yo no creo que, finalmente, yo dejara al PRI, el PRI me dejó a mí.
¿Aún conservas amistades en el PRD?
En el PRD, en el PRI, en el PAN, en todos los partidos conservo amistades, en todos los partidos hay gente que vale la pena, aunque muchas veces el priismo los arrastra; votan de acuerdo a la línea, por eso creo que es difícil separarse de una disciplina en la que fueron entrenados durante toda la vida, por eso fue difícil romper con el PRI, especialmente porque para nosotros era una religión.
¿Una religión que aún conservas?
(Se persigna) Para nada, Dios me libre, conservo del PRI el recuerdo.
¿Qué te llevó a apoyar la candidatura de Vicente Fox?
El creer que fuera la única posibilidad de un cambio sin sangre. Apoyé a Fox a pesar de que sabía que era un patán, ya había tenido tratos con él, era muy difícil la convivencia.
¿Qué hace a Morena diferente a los otros partidos donde has estado?
La honestidad, la fraternidad, la convicción, todos estamos hermanados por un sueño.
¿Tu impresión de López Obrador?
No me hagas hablar de él, porque ahora sí no paro. Es un líder extraordinario, que atrae, magnético.
Hablando de los presidenciables, ¿Qué piensas de Meade?
El pobrecito no es malo, no es mala gente, dirían en Campeche, pero no ser mala gente no te da muchos puntos.
El gran problema de Meade es que carga una losa más grande que la del Pípila y haga lo que haga no se la va a quitar.
¿Y de Ricardo Anaya?
Anaya ya es de fábula, de veras que mentiroso y asusta. Creo que va a entrar a ese lugar de terapia, porque ya preocupa.
Dicen que eres muy buena cantante y bailarina, ¿es cierto?
No, ya quisiera. Me hubiera gustado, si no hubiera sido política.
Defínete en una palabra…
Libre.
¿Eres más campechana o chilanga?
Tengo una mezcla de los dos, mi vida la hice en México, aunque mi lucha la hice en Campeche, 20 años de lucha.
¿Qué música te gusta?
Clásica.
¿Tu canción favorita?
Me marcó mucho el Réquiem de Mozart, aunque me gusta mucho El himno a la alegría.
¿Tu comida favorita?
El queso relleno yucateco y también el frijol con puerco, aunque le entro a todas las quesadillas, sopes; eso es lo que me gusta.
¿El mejor lugar para comer en Álvaro Obregón?
El mercado.
¿Invitarías a comer a Leonel Luna?
No, sería como ver al diablo, para nada. Hay que compartir la sal y la mesa con los seres que amas. A comer nunca, a un debate sí, y que haya sangre como dicen.
La razón por la que tu mamá siempre te regañaba de niña…
No me regañaban, mi familia era demasiado amorosa.
¿Qué te negarías a hacer rotundamente?
A ser sumisa.
¿La mentira más convincente que hayas dicho?
Trato de no mentir. A Peña Nieto le dije sus verdades, ni a él le pude mentir para quedar bien, no me esfuerzo por mentir.
¿Con qué personaje histórico te identificas?
Me gusta la historia de mi bisabuelo, Garrido Canabal, transformó a Tabasco con la educación.
¿El peor de tus gustos culposos?
De niña estaba obsesionada con los luchadores, por ahí de los 7 u 8 años. En la mañana y en la noche yo soñaba con los luchadores, pero yo los mandaba, los organizaba, no era para que me dominaran.
Estudiando con monjas me hice muy escrupulosa, yo apuntaba mis pecados, entonces tenía: tiré un papel, tres rayitas; malos pensamientos con los luchadores, llenaba la hoja.
¿Te consideras una pecadora?
No, ya no, de que me voy a confesar si ya no tengo pecados, si pongo lo mejor de mí.
¿De qué decisión política te arrepientes?
Nunca me arrepiento. Lo de Fox mi papá sí se enojó muchísimo, fue peor que cuando dejé el PRI. Ese momento yo lo repetiría, era el momento para tomar esa decisión, luego ya dices: ese señor es lamentable.
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¿El gobierno de Peña en una palabra?
Corruptotote, si quieres una, tiene muchas. Yo lo definí en tres en la cámara: inepto, corrupto y cobarde, ese fue el gobierno de Peña… y Peña.
¿Por qué debería votar por ti?
¡Ay! Me choca como dice Meade: “porque yo soy la mejor”. No, porque la gente tiene una intuición, sabe que sí estoy dispuesta, junto con ellos, a levantar esta delegación, porque saben que no me rindo, porque saben que no vengo a hacer negocios, porque este es el cierre de mi vida política, así lo veo.