Fundación Cima no dio tregua, hizo lo necesario para mantener activos sus apoyos a las pacientes que atiende, porque el cáncer no espera. Han pasado 20 años desde que recibió la mala noticia de que el pequeño bulto que se percibía en uno de sus senos era cáncer.
Tenía 30 años y se enfrascó en una fuerte batalla por erradicar el mal de su cuerpo; unos meses después, ya con la seguridad de que lo lograría, Alejandra de Cima Aldrete se comprometió con una causa más alta: apoyar a otras mujeres en su lucha contra esta enfermedad.
Así nació Fundación Cima, una organización no gubernamental que trabaja contra el cáncer de mama desde todos los frentes: educación, información, servicios a pacientes (diagnóstico oportuno, tratamientos, rehabilitación, seguimiento, apoyo emocional y psicológico), y trabajo para incidir en políticas públicas. Como sobreviviente de cáncer de mama, la artista plástica dice que la creación de Cima “es mi manera de decir gracias a la vida.
En 2001 fui diagnosticada con cáncer de mama. Se me descubrió un cáncer muy pequeño y localizado en el seno izquierdo, lo cual me puso en una situación de ventaja en cuanto al tratamiento que recibí y con ello un muy buen pronóstico de supervivencia”, cuenta.
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Si vemos el panorama, ¿cuáles consideras que son el mayor logro y el mayor reto en el tema del cáncer de mama en México?
Creo que un logro importante ha sido el cambio en la percepción de la sociedad en cuanto al riesgo de sufrir cáncer de mama. Haber logrado que la gente sepa y practique (ojalá) la autoexploración como un método de detección oportuna es un gran paso. Hablar del tema es ya un avance. Sin embargo nos quedan muchos retos y uno de ellos es el lograr que se asigne la cantidad de dinero suficiente en el presupuesto anual de salud, que permita dar la atención de calidad y en tiempo a todo mexicano diagnosticado con cáncer de mama.
¿Cómo afectó covid-19 a Fundación Cima?
Ha sido uno de los más grandes desafíos en la vida de la organización. Continuar con todos los programas arrancados a inicios de año sin alteraciones de presupuesto y por ende de apoyo asistencial a las personas.
Sin embargo, lo hemos logrado y estamos muy orgullosas de ello. Los patrocinios bajaron considerablemente este año y nos vimos en la necesidad de idear conceptos para recaudar los fondos que necesitábamos pero seguimos avanzando.
También por covid-19 mucha gente en México quedó un poco a la deriva con sus tratamientos. ¿Cuál es el saldo?
Es muy cierto. Se han interrumpido muchos tratamientos en pacientes con cáncer, además de que se ha dejado de diagnosticar; es decir, no se han realizado todos los estudios de detección que podrían encontrar cánceres en etapa temprana.
El saldo lo sabremos en los próximos años cuando esas mujeres, que no se atendieron en 2020 por el tema de la pandemia, acudan a sus citas médicas. Con certeza habrá detecciones en etapa tardía que se pudieron haber encontrado en estadios iniciales de no haber sido por el retraso ocasionado por el confinamiento.
¿Cómo puede un paciente de cáncer de mama seguir con su tratamiento sin exponerse a un contagio de covid-19?
Es necesario ver a cada paciente de forma individual; no se puede generalizar pero sí hay tratamientos que se pueden continuar. Hay también los que se pueden ajustar, como quimioterapias tomadas, por ejemplo, o recorrerse un par de semanas, en el caso de las sesiones de radioterapia... pero todo esto es sin duda decisión del equipo médico y depende de la situación del paciente y su diagnóstico exacto. Sabemos que no solo importa la salud física.
¿Cómo superaste emocionalmente esta prueba de vida?
Este es un tema vital en el transcurso del tratamiento y después de terminado, en la reintegración a la vida. Yo personalmente no tuve ningún apoyo grupal, siempre vi de forma individual a un terapeuta que me ayudo en el proceso. Pero considero que leer libros de autoayuda me sirvió mucho en el momento. Y creo totalmente en los grupos de apoyo emocional y es por eso que en Fundación CIMA los impartimos seis veces por semana.
¿Sientes que has cumplido ya el objetivo que tenías al crear la Fundación?
Sí, aunque todavía hay mucho trabajo por hacer. Han sido 18 años de mucho aprendizaje, tanto en lo que se refiere al tema médico y la situación en la que México se encuentra, como también en la operación e institucionalización de la fundación como tal. Al mismo tiempo, en el camino hemos encontrado desafíos que no han sido fáciles de enfrentar, pero las pacientes que visitan nuestras oficinas, sus familias, y todas la mujeres son nuestra gasolina para seguir adelante.
¿Qué consejo le da a quienes sufren cáncer de mama hoy?
Que sepan que la actitud es una gran influencia en su proceso y que se mantengan positivas. Que como mujeres tienen una increíble fortaleza y que deben hacer todo lo necesario por sacarla y usarla.