Al principio solo eran las llaves y la imposibilidad de entrar en su casa sin hacer que alguno de sus hijos viniera al rescate. Pero tras cumplir los 80 años, Mati ya era incapaz de comprar en el mercado o tomar en tiempo sus medicinas. Tres años más tarde, no puede recordar si ya se bañó o si ya comió realmente.
Con el crecimiento de la población de la tercera edad en México y en el mundo, las demencias que suelen prevalecer en este grupo etario ya son un motivo de preocupación. Las razones de ello son la discapacidad y la dependencia que generan estas enfermedades, la atención integral que requieren y, por ende, los altos costos emocionales y económicos que implican para las familias.
Algunas cifras que dimensionan el problema: los 1.3 millones de mexicanos mayores de 65 años que las padecen hoy y el 11.9 por ciento de años vividos con discapacidades por enfermedades no transmisibles en el mundo, según cálculos del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, y un análisis británico de los factores de riesgo para demencias publicado en el Reporte Mundial de Alzheimer 2014.
El ejemplo más común de lo que conlleva una demencia es el Alzheimer, una patología que afecta zonas del cerebro donde se almacena la memoria, el lenguaje, la escritura y el reconocimiento facial, explica Jesús Ramírez-Bermúdez, médico y profesor de Posgrado en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
El Dato...10.3 años
Es la supervivencia promedio de un enfermo con Alzheimer, según Oscar Calleros Zubiate, psiquiatra de la Clínica Neurocomm
Generadora de la mayoría de las demencias, el Alzheimer es el prototipo de la enfermedad neurodegenerativa, en la cual muchas células cerebrales mueren por un envejecimiento prematuro y acelerado, agrega el especialista.
Las 5 A’s del Alzheimer
El deterioro de las funciones mentales es lo que genera toda demencia y produce su sintomatología. En el caso del Alzheimer, se compone de 5 manifestaciones:
- Anomia. Dificultad para recordar las palabras que previamente se conocían y utilizaban en la vida cotidiana.
- Afasia. Pérdida de la capacidad del habla y de la comprensión del lenguaje.
- Amnesia. Incapacidad para retener conceptos nuevos y recordar los almacenados durante la vida.
- Agnosia. Dificultad para identificar personas, lugares u objetos que antes nos eran familiares.
- Apraxia. Incapacidad parcial o total para hacer movimientos voluntarios, sin causa orgánica aparente.
La frecuencia y el modo en que aparecen los síntomas son diferentes en cada persona, por lo cual no debemos esperar a que los presente todos —ni atribuirlos a la edad— para ir al médico, sobre todo cuando sean progresivos o les dificulten realizar sus actividades diarias.
El camino al diagnóstico
Aun cuando las demencias como el Alzheimer no se curan ni se detienen, su progresión puede retrasarse. Lograrlo, sin embargo, requiere un diagnóstico temprano por un neurólogo, psiquiatra o geriatra (especialistas capacitados para tratar estas enfermedades) y la participación de personal de salud multidisciplinario.
Para su identificación, además de la historia y exploración clínica del paciente, es necesario realizar los siguientes estudios:
- Exámenes de laboratorio, con ellos se descartarán demencias que se produzcan por causas tratables como la disminución funcional de la tiroides o bien alguna carencia vitamínica.
- Resonancia magnética, con la cual se revisa la estructura cerebral y se descartan tumores, golpes y hemorragias que generan cuadros clínicos parecidos al de las demencias.
- Evaluaciones neuropsicológicas, como el mini mental y MoCA, que a través de actividades sencillas detectan si algo anda mal en el sistema nervioso.
Manos a la obra
Además de confirmar el diagnóstico de Alzheimer, estas pruebas ayudan a que el médico tratante determine la fase en que se encuentra la enfermedad y, con base en ello, prescriba los medicamentos y las terapias con las cuales se ralentizará el avance del padecimiento.
Los fármacos que se recetan son tanto para mejorar la memoria (inhibidores de la aceticolinesterasa y memantina) como para controlar alteraciones emocionales (depresión, ansiedad) y trastornos del sueño y la percepción (alucinaciones e insomnio) que genera la enfermedad, comenta Ana Luisa Sosa Ortiz, psiquiatra y jefa de la Clínica y del Laboratorio de Demencias del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
La parte terapéutica, en tanto, se enfoca en la preservación de las capacidades cognitivas y de la independencia del paciente el mayor tiempo posible. Algunas actividades establecidas por neuropsicólogos y fisioterapeutas son tan fáciles y accesibles como los crucigramas, cálculos básicos, manualidades que le sean familiares al paciente; ejercicios que aumentan moderadamente su frecuencia cardíaca y el ordenamiento de las actividades que aún pueda realizar en secuencias fáciles de repetir, enlista Carlos Torres Cruz, neuropsicólogo de la Institución de Asistencia Privada Alzheimer México.
Otros factores que se consideran en el tratamiento no farmacológico y en los cuales intervienen especialista en enfermedades crónicas y nutriólogos son el control de la hipertensión, diabetes, obesidad y la inclusión de una dieta baja en productos procesados y rica en cereales integrales, hojas verdes, pescados y alimentos con ácidos grasos omega.
Capacitarse para el cuidado
Las demencias como el Alzheimer son enfermedades que no solo trastocan la vida del paciente sino de quien vive con ellos y se hace cargo de sus cuidados. Los cambios que el enfermo va presentando con los años y la situación de inmovilidad en la cual queda al final de la enfermedad, obliga a quienes viven con él y en especial a quien lo cuida, a volverse experto en ellas, explica el neuropsicólogo Torres Cruz.
Es tal la importancia de los cuidadores primarios de las personas que padecen demencias, que proporcionarles el sistema que les permitan afrontar su papel sin deterioro de su salud física y mental ni afectaciones en su bienestar social (por el gasto económico que traen estas enfermedades) es una de las 7 metas del Proyecto de Acción Mundial sobre la Respuesta de Salud Pública a la Demencia, que hizo la OMS para el período 2017-2025.
Dos lugares en los cuales se ofrecen cursos y se construyen redes de apoyo para que los cuidadores de pacientes con demencia logren este objetivo, son las instituciones hospitalarias que diagnostican y tratan estas enfermedades así, como los centros de día en los cuales al paciente se le da parte del tratamiento no farmacológico varios días a la semana.
Prevalentes y prevenibles
Aunque el Alzheimer es la demencia más común en México, es importante decir que hay otras que también son prevalentes en en el país, como la enfermedad vascular cerebral, que se produce por pequeños infartos cerebrales, y las enfermedades metabólicas como la diabetes, hipertensión, obesidad y dislipidemias, explica el neuropsiquiatra Ramírez Bermúdez.
Aun con estos datos y el no saber cómo impedir los cambios en las proteínas cerebrales que producen estas demencias, el especialista y Ana Luisa Sosa Ortiz coinciden en que no todo está perdido, pues se ha descubierto que existen factores de estilo de vida —tabaquismo, alimentación desequilibrada, exposición a la contaminación, inactividad física, baja escolaridad, alcoholismo y aislamiento social— que al modificarse reducen entre 40 y 50 por ciento la probabilidad de que se presenten.
srgs