Ana Victoria García es una empresaria e inversionista, conocida por su participación en el programa de televisión Shark Tank México: negociando con tiburones, desde donde impulsó los negocios de diversos emprendedores emergentes.
Hace 12 años, al darse cuenta de la gran brecha de género en el mundo empresarial, fundó Victoria 147, una academia dedicada a dar cursos para desarrollar los emprendimientos de las mujeres en pro de la igualdad y desde entonces ha impulsado a casi 30,000 mujeres para abrir sus propios negocios.
Gracias al éxito que ha cosechado a lo largo de sus 39 años de edad, la ahora mamá apareció en la lista de las 100 mujeres más poderosas de México de la revista Forbes.
En entrevista para Milenio, Ana Victoria García cuenta el recorrido profesional que ha tenido y qué tanto ha cambiado el ecosistema empresarial desde que fundó su empresa hasta hoy, y cómo ha ayudado a miles de emprendedoras en México y Latinoamérica.
¿Qué te llevó a crear Victoria 147?
Hace 12 años me di cuenta de que había una enorme brecha de género en el mundo de los negocios que teníamos que reparar. En ese entonces yo trabajaba como directora regional de Endeavor, una aceleradora de negocios.
Me di cuenta de que casi no había mujeres, pues de un portafolio de 100 emprendedores, solo tres eran mujeres y quise hacer algo al respecto, porque en mi familia, en mi contexto, las mujeres sí estábamos, y quise abonar a construir un mundo mucho más equitativo en los negocios.
¿Cuáles fueron los principales retos?
Al principio, encontrar gente valiosa con el perfil que necesitaba y convencerla de trabajar conmigo. Fue un reto grande porque estaba empezando, entonces, imagínate el pitch, instalados en mi sala y yo, pensando en cómo convencer a esta persona de que en vez de ir a una oficina, venga a mi sala y crea que este proyecto va a salir adelante. Eran varios retos juntos: atraer a la persona correcta, convencerla de entrar, buscar el acceso a financiamiento y cómo administrar los recursos.
¿Qué le dirías a tu yo de hace 12 años?
Que se enfoque más en colaborar. Como emprendedor eres muy celoso de tu idea y te tardas en sumar manos, no solo hablando de un equipo de trabajo, sino en colaboraciones con otras compañías y el ecosistema en sí, inclusive con la competencia. Creo que al inicio hubiera hecho eso, abrirme a la colaboración y ser más transgresora y creativa en la forma en cómo sumamos y aportamos a la sociedad.
Hay que recordar que esto es una carrera de resistencia a largo plazo, no son sprints, porque de pronto metemos el acelerador para lograr nuestros objetivos lo más rápido posible y se nos olvida que lo importante es este camino en el que estamos viviendo, con el que impactamos en la sociedad. La meta no es un número final, ya que puede cambiar constantemente.
Ella dice..."Las mujeres nos enfocamos mucho en el camino,
no nada más en la meta".
¿Cómo ha cambiado la empresa que fundaste a lo largo de los años?
Ha sido una montaña rusa de emociones y de cambios. Empezamos 100 por ciento enfocadas al emprendimiento porque es lo que yo conocía en ese entonces, pero lo fuimos modificando.
La primera gran modificación que hicimos fue crear una metodología que captara a las emprendedoras en cualquier etapa, desde que tenían una idea o la estaban consolidando hasta que empezaban su expansión. Hoy hemos impactado a más de 33 mil emprendedoras de México y Latinoamérica.
En la segunda evolución, nos dimos cuenta que no lo podíamos hacer solas, entonces empezamos a trabajar con universidades, con gobiernos, con empresas y a vincular a nuestras emprendedoras con esas plataformas para seguirlas impulsando.
Y en la tercera vuelta, hoy, trabajamos de la mano con empresas grandes, porque también las estamos ayudando en sus procesos de diversidad y equidad.
Hacemos diagnósticos, vemos cómo están sus procesos y pensamos en cómo hacer que sus mujeres y hombres crezcan a la par, desde ese punto aportamos consultoría y alianzas con empresas como Coca-Cola, BBVA y Oracle.
¿En dónde crees que se nota cuando una empresa es dirigida por una mujer?
Creo que hay detalles sutiles. Las mujeres nos enfocamos mucho más en el camino, no nada más en la meta. Siento que el liderazgo masculino es mucho más agresivo, más práctico, más de ver el fin y no todo el camino; y las mujeres como que buscamos que el camino sea llevadero, empático y flexible.
Participaste en Shark Tank México ¿cómo te ha marcado esta experiencia?
Crecí un montón a nivel personal, porque me probé en un área que para mí era nueva, algo que me sacaba de mi zona de confort y me ponía en un panorama con empresarios mucho más grandes que yo, con mucho más dinero y experiencia que yo; aún así dije, “pues no sé si estoy lista, pero voy a dar el paso”, y me comprobé que sí estaba lista, y lo que necesité hacer adicionalmente, lo hice.
Pero también lo hice por una razón profesional: sabía que estar en Shark Tank México me iba a dar una plataforma para impulsar más a Victoria 147, me iba a dar más credenciales, más visibilidad a mí y a las emprendedoras que apoyo. Creo que esos hitos me han marcado, fue como dar un paso hacia un vacío desconocido para tener una metamorfosis.
Como nueva mamá, ¿qué se necesita para impulsar a más madres emprendedoras?
Hay que crear nuevas reglas y nuevas formas, me parece muy injusto castigar a la mujer porque le asignamos el rol de mamá al 100 por ciento y hay preguntas que le hacen a mujeres y no a los hombres como: ¿y qué pasa si te embarazas? Cuando a un hombre no le dices ¿qué pasa si decides tener un hijo?
Siento que es un cambio social que tenemos que empujar desde dentro de los hogares. Un hijo siempre es un reto, tienes que organizar y reorganizar y ubicar en un nuevo espacio toda tu vida. Todo cambio abrupto, como la maternidad y la paternidad, traen grandes transformaciones personales.
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