Dafne Almazán, la joven sobredotada que estudia doctorado en Harvard

Regreso a clases

La joven mexicana de tan solo 18 años, está por terminar su doctorado y nos platica cómo vivió la cuarentena.

Dafne Almazán terminó su licenciatura a los 13 años.
Georgina Navarrete
Ciudad de México /

Siempre le faltan horas. Diagnosticada como sobredotada a los tres años, Dafne Almazán valora el tiempo por lo que vale: oro. El día no le alcanza para todo lo que quiere hacer en su programa de actividades, pero igual se duerme a las 10:30 de la noche y se levanta a las 7. 

Esa disciplina la pone a punto de terminar su doctorado en Harvard. Ella tiene 18 años. Obtuvó su licenciatura en psicología a los 13. Eligió esa carrera, igual que sus hermanos mayores —también sobredotados—, porque siempre le ha interesado saber cómo funciona el cerebro humano y tiene el sueño de ayudar a las nuevas generaciones de sobredotados a desarrollar sus capacidades, con un buen apoyo emocional que les permita crecer plenos y tranquilos. 

“Me considero afortunada y agradecida con mis papás por haberme diagnosticado tan pequeña; no pasé por cosas que mi hermano sí tuvo que vivir”, dice Dafne, en referencia al bullying que sufren los niños sobredotados en el sistema educativo regular, tanto por parte de sus pares como de los maestros. “Somos incomprendidos”, lamenta.

 Desde los tres años, estudia a su ritmo y se declara “feliz y tranquila”. Su mayor preocupación ha sido organizar su tiempo de manera eficiente para que el día le alcance: hace ejercicio, estudia sus materias académicas y atiende las extracurriculares. “Me gusta la parte artística y deportiva”, dice la Dafne, que entre sus aficiones tiene el Kendo y el taekwondo, los idiomas y la música. 

Ella canta y toca piano, violín y guitarra. Sus intereses profesionales unen la psicología y la educación y en breve añadirá una licenciatura en música a la mezcla, todo para mejorar el sistema educativo del país. “Mi primer objetivo son los sobredotados, pero a largo plazo quiero incidir en la educación nacional”, cuenta. Como a todo el mundo —literal—, a Dafne Almazán la atrapó la pandemia. Y como todos, siguió trabajando en sus proyectos a distancia.

¿Qué te dejó esta cuarentena? 

Ha sido una experiencia muy diferente, ahora todo lo hacemos en línea y me ayudo mucho, no solo para cumplir con mis tiempos y compromisos académicos, también pude ver cómo podemos usar la educación en línea para que los alumnos no pierdan sus clases y sigan avanzando en sus proyectos desde cualquier lugar. Es increíble, hay mucho potencial en esta manera de trabajar. 

Hubo muchas quejas por el tema de la educación a distancia… 

Bueno. Nos tomó por sorpresa y en México no estamos tan avanzados como en otros lugares, pero igual se hizo y abre la puerta para que nos enfoquemos en aprovechar las ventajas que brinda la tecnología, porque es parte de este nuevo mundo en el que ahora vivimos. Creo que, pese a todo, aprendimos y crecimos en esta pandemia.

¿Cuál fue el aprendizaje más importante?

 El virus nos tomó de sorpresa, pero hoy sabemos que son cosas que suceden. Sabemos que habrá más situaciones adversas, puede ser un rebrote o un sismo... Hay muchas situaciones que salen de nuestro control y lo mejor que podemos hacer es ser resilientes, enfrentar estas situaciones y encontrar la manera de salir adelante. Lo estamos haciendo. Lo importante es identificar nuestras emociones y tener una mentalidad distinta, realista pero positiva. 

Suena fácil, ¿lo fue para todos? 

No. La pandemia trajo cosas negativas a las personas; desde mi área de estudio, vimos que hay que crear mecanismos para apoyar a la gente y evitar que caiga en depresión o estrés.

¿Qué causó la depresión, el encierro?

 Creo que sí nos afectó a todos, a los niños pequeñitos, a los grandes y a los adultos trabajadores. Pero lo que más afectó a muchos fue la falta de interacción. Hubo mucha gente deprimida, aunque todavía no hay estadísticas de cómo ha incrementado este problema. Otro tema importante fue el entorno negativo, las noticias sobre conocidos y familiares cercanos que no ves y quizá mueren mientras estás lejos. Es duro para cualquiera. 

Estás por doctorarte, ¿qué sigue, cómo te ves en 10 años? 

Ya habré acabado todos mis estudios y estaré trabajando para impulsar un cambio real en la educación de los niños sobredotados, y sobre todo de las niñas, porque hay un tema de equidad bastante fuerte, donde solo 30% de los diagnosticados son mujeres, porque ellas no quieren sobresalir por miedo al rechazo. Y luego está la educación del país en general: quiero ayudar a que mejore la educación de México.

yvr


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