En nuestra primera entrega Mariana Treviño nos habló sobre sus inicios en el medio artístico
De Mentiras –el musical en el que interpretó a Lupita– a la última temporada de Club de Cuervos los separan 10 años y, en medio, 15 películas, obras de teatro, series.
Mentiras fue el punto de quiebre, el momento en el que se dio cuenta que sí se podía hacer una carrera profesional en la actuación.
Comenzamos con la segunda parte…
El humor es un rasgo distintivo de muchos de tus personajes…
Sí, pero si te fijas bien, también son muy vulnerables, fallidos. A mí eso es lo que me interesa, porque justamente ponen a flote lo que a veces pasamos por alto en la vida diaria. Es representar ese momento de debate interno. Lo que creo que me mueve como actriz a hacer nuevos personajes es poder conocerme más, poderme ver reflejada, reflexionar sobre lo que es el ser humano.
Con todo esto que dices, creo que te puedes ahorrar la terapia, ¿no?
[Risas] Pues mira, si lo haces bien te puede ayudar bastante. Si lo haces desde un lugar reflexivo. Todos los personajes requieren un entendimiento profundo de ti mismo. Pero eso sí, hay que ser muy conscientes, porque si no, puedes entrar en una especie de esquizofrenia, de no saber ni quién eres.
Manolo Caro y Mariana ...
Han trabajado juntos tantas veces que tienen una simbiosis creativa. “Además de que es un amigo muy querido, a nivel creativo tenemos un entendimiento muy bueno, porque él siempre me propone personajes que sabe que yo haré de manera interesante y yo sé qué es lo que quiere de mí.Nos entendemos profundamente porque hemos platicado muchísimo”. Aunque no puede hablar mucho de Jenny Quetzal, su personaje en La casa de las Flores, Mariana asegura: “Como actriz, es increíble entrar a esos universos que crea Manolo, que tienen su sello”. Por su parte Manolo ha dicho: “Tener a Mariana en el elenco es la analogía perfecta, porque se trata de una temporada más hilarante y atrevida y, además, para mí tenerla a ella significa trabajar con mi familia profesional”.
Sé que tu mamá es argentina, es maestra de literatura y ha sido una gran inspiración para ti. Cuéntame de ese abuelo argentino que también fue un impulsor de tu carrera.
Mi abuelo Roberto era pintor y con él hacía muchas cosas. De hecho, tengo colgado en mi casa un cuadro de un payaso que hicimos juntos. Recuerdo perfectamente el día que me disfracé en el cuarto de mi mamá con pelucas y collares y él me vio e inmediatamente entró en mi juego y me empezó a hablar de usted y me llevó a la tiendita disfrazada y agarrada del brazo. Mis papás también han sido una bendición porque siempre me facilitaron esa carrera, me llevaban a mis clases, me costearon todo. Literal, me llevaron a Boston y a Nueva York y siempre me han apoyado.
He visto entrevistas en las que te preguntan qué hubieras sido de no ser actriz y siempre respondes cosas diferentes...
[Risas] Pues sí, es que creo que podría haber sido escritora o pintora o también me hubiera gustado ser arquitecta. ¿Sabes?, me encanta la vida privada de las personas. Me encantaría ir por la calle y tocar en una casa que me llame la atención y ver cómo vive la gente ahí.
Dices que uno de tus pasatiempos favoritos es estar en el jardín.
Sí, adoro los jardines, ahora que lo pienso ¡también podría haber sido diseñadora de paisaje! Me encanta sentarme en el jardín, a veces me siento a leer, pero otras sólo a pensar, nada más a estar. Necesito momentos así.
Veo en tu Instagram (@soymtrevino) que tienes una faceta muy espiritual nutrida de distintas religiones.
Pues trato de tener una conciencia dispuesta para desarrollarme espiritualmente. Me gusta meditar, creo mucho en Dios y estoy abierta a las religiones.
Dices que eres muy independiente, desde los 18 años vives sola. ¿Cómo eres en tu vida privada?
Tengo una parte muy alegre y sociable. Me cae muy bien la gente, pero también tengo un carácter medio difícil y una personalidad fuerte. Soy muy rigurosa con ciertas cosas, sobre todo con lo que tiene que ver con el trabajo. Casi no voy a fiestas, no me agrada mucho el bullicio ni hablar tanto ni salir de noche. Digamos que soy “resguardada”. Ni siquiera soy de ir a restaurantes muy elaborados, prefiero la comida muy sencilla.
Al final de la entrevista terminamos hablando de sus gatos. Tiene cuatro: Botitas, que es el que ha tenido por más tiempo, dos hermanitos que encontró abandonados y una negrita que llegó a su casa así nomás. Luego disertamos sobre las vacaciones, sobre a qué lugar le gustaría ir si tuviera tiempo. “A la India, país al que he ido dos veces, pero al que volvería siempre y, en general, lugares donde haya mucha naturaleza”.
Como lo dije al principio, Mariana es una persona encantadora y da gusto hablar con personas así y ver su trabajo. Como dice ella, conectar, conmovernos y aprender algo de nosotros mismos.
REPL