Hace poco más de diez meses nació el primer hijo de Mara. “Fue una experiencia desafiante y agotadora, pero muy bella”, cuenta la nueva mamá, quien junto con sus esposo decidió que el parto fuera en casa, “con el acompañamiento de una partera, que para mí es hoy como una segunda mamá”.
La pandemia les movió el mundo. De no ser por el covid-19, Mara habría seguido con su control en una clínica en la que se sentía cómoda, pero que a raíz de la emergencia modificó los protocolos de atención. Esto obligó a la pareja a buscar alternativas para recibir a su primogénito y fue en ese punto que Mara y su esposo conocieron a Guadalupe —su partera—, y decidieron que el parto sería en casa.
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Guadalupe Hernández es una partera reconocida y experimentada en el mundo de la partería. Licenciada en Enfermería y Obstetricia por la UNAM, con especialidad en Enfermería Perinatal, es presidenta de la Asociación de Parteras Profesionales (APP). Ella cuenta que en su formación las parteras aprenden y desarrollan competencias enfocadas a atender y a acompañar a las mujeres durante todo el proceso del embarazo, mismo que se compone de cuatro etapas, y explica:
- Etapa pregestacional. La partera trabaja con la futura mamá desde que planea embarazarse, a fin de que sea un acto consciente y amoroso.
- Embarazo. La partera cuida los aspectos físicos y biológicos de la mujer embarazada, así como el desarrollo del bebé, con énfasis en la salud emocional de las futuras mamás. El acompañamiento también implica ayudar a las mujeres para que reconozcan sus cuerpos como adecuados para parir y para la lactancia. La idea es que la futura mamá y la familia se involucren y disfruten el embarazo.
- Parto. La partera tiene la obligación de informar adecuadamente sobre lo que es el parto, para que la mamá tome la mejor decisión sobre cómo llevarlo a cabo. “Lo más importante es que sea en un entorno seguro para la mamá y para el bebé”.
- Días antes del nacimiento, visita con más frecuencia a la futura madre y estima el día en que sucederá, siempre respetando los tiempos del propio embarazo.
- Una vez iniciado el trabajo de parto, se traslada a casa de la madre para acondicionar el lugar y tener el ambiente apropiado para la llegada del nuevo integrante de la familia. El espacio debe ser pensado para la futura mamá, quien se busca que se ensimisme y libere hormonas y así el parto fluya en ese ambiente seguro, confortable, sin mucha luz, y acompañada por sus personas queridas.
- Durante el trabajo de parto, la partera monitorea que la mamá y el bebé estén bien, y sugiere herramientas como baños de agua caliente, aromaterapia, masajes.
- Este tipo de partos permiten que cuando llega el bebé, papá lo reciba y corte el cordón umbilical; luego se pasa el bebé a mamá para que haya una vinculación inmediata piel a piel. La partera valora a la mamá y al bebé para ver que ambos estén bien, y posterioremente repite el proceso unas horas después.
- Este tipo de partos permiten que cuando llega el bebé, papá lo reciba y corte el cordón umbilical; luego se pasa el bebé a mamá para que haya una vinculación inmediata piel a piel. La partera valora a la mamá y al bebé para ver que ambos estén bien, y posterioremente repite el proceso unas horas después.
4. Posparto. La partera asesora a la mamá para que la lactancia sea una actividad disfrutable; también continúa acompañándola durante cierto tiempo para estar al pendiente de sus cuidados, tanto físicos como emocionales.
Guadalupe asegura que todo este proceso está sustentado científicamente y pone en el centro las necesidades de la mujer. “Lo que se busca a través de la partería —explica—, es contribuir a una maternidad y paternidad deseadas, y que durante todo el proceso se tengan experiencias agradables y amorosas que marquen positivamente a la familia y la llegada del nuevo ser”.
Guadalupe advierte que siempre debe de tenerse un “plan B”, que implica tener a la mano a un gineco obstetra al cual acudir por si se detecta algún riesgo.
gaf