Cerca de 4.2 millones de personas en México no saben leer ni escribir, según datos del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). A esta crisis de analfabetismo se le añaden los resultados de la Prueba PISA 2022, donde México ocupó el puesto 51 de los 81 países que fueron evaluados en habilidades de matemáticas, lectura y ciencias a nivel global (y 35 frente los 37 países miembros de la OCDE).
Para enfrentar este rezago educativo, el sector privado se presenta como un aliado de la educación en el país, que durante el periodo 2020-2022 presentó una caída de 40 por ciento de la matrícula total.
“El sector privado es el aliado del sector público para llegar a más alumnos y tener mayor cobertura y, muchas veces, mejor calidad. Cada peso que invierte el sector privado es un peso menos que tiene que invertir el sector público”, explica Andrés Benavides, director general de Cometa, plataforma de soluciones financieras para las escuelas privadas.
En México, alrededor del 11 por ciento de los alumnos asisten a una escuela privada, mientras que en el resto de Latinoamérica la cifra es de 20 por ciento en promedio. Si la educación privada en México cubriera una mayor proporción de la demanda, el presupuesto que destina el gobierno a la educación se distribuiría mejor. Invertir el presupuesto público en una menor cantidad de alumnos ayudaría a elevar la educación de todos, dice Benavides.
La situación mejora. Tras la deserción escolar provocada por la pandemia, los especialistas de Cometa prevén que en el ciclo 2024-2025, se incrementarán 2.7 por ciento las matrículas de los colegios privados en México.
CHC