Elizabeth Hirschhorn, una mujer que se alojó en un Airbnb de la ciudad de Los Ángeles, se ha ganado el apodo de 'la inquilina del infierno', por negarse a abandonar la vivienda desde hace meses.
La inquilina lleva alrededor de 540 días sin pagar la renta del lugar y exige que se le pague una gran cantidad de dinero para que ella acepte desocuparlo, desencadenando así una lucha legal con el propietario.
Así ocurrió la ocupación
Sascha Jovanovic, dueño de la finca en la zona de Brentwood en California, se acercó al periódico Los Angeles Times para contar su historia con la huésped que le arrebató su casa.
De acuerdo con el propietario, todo comenzó cuando aprobó una estancia prolongada para Hirschhorn en septiembre del 2021 en su pequeña casa de invitados. El espacio se alquiló por seis meses con una tarifa de 105 dólares por noche (aproximadamente mil ochocientos pesos mexicanos por noche) y todo marchaba bien hasta que Jovanovic descubrió daños en su propiedad, los cuales no existían antes de la llegada de su nueva inquilina.
Para solucionar ésta situación, el casero se ofreció a pagarle un hotel a Hirschhorn mientras la casa se encontraba en reparación, además le proporcionó 1000 dólares (alrededor de dieciocho mil pesos), como una especie de indemnización por las molestias ocasionadas, sin embargo, la arrendataria se negó a aceptar su propuesta.
También le ofreció alojamiento en su propio hogar, pero ésta opción fue rechazada, señalando que no podía desocupar la vivienda debido a que padecía una alta sensibilidad química.
"No me siento segura si me obligan a desocupar la vivienda por una discapacidad y los altos riesgos de complicaciones de Covid-19", escribió Hirschhorn en un correo electrónico, en el cual citó la Resolución de Protección a Inquilinos Covid-19 del Condado de Los Ángeles y adjuntó una nota médica de 2011.
Aunque la estancia de la señora Hirschhorn finalizaba el 19 de marzo de 2022, se le ofreció un mes de prórroga para encontrar otro lugar donde vivir, sin embargo, más de 540 días después, la inquilina continua viviendo allí y sin pagar la renta, ya que argumenta que "las supuestas reparaciones se realizaron sabiendo que mi discapacidad requería adaptaciones, creo que se hicieron para acosar y asustarme".
Desde hace meses, Jovanovic ha intentado desalojar a su inquilina, pero no puede hacerlo porque el edificio no cumple con las normas de seguridad necesarias, debido a que Hirschhorn no ha permitido que trabajadores entren a la casa para realizar las obras de reparación.
Por lo tanto, la vivienda no tiene permiso de ocupación y la locataria ha argumentado que no debería pagar el alquiler, sino que le deberían de regresar todo el dinero que pagó durante su estancia, es decir, más de un millón ochocientos mil pesos.
"Como la unidad no tenía un certificado de ocupación, el alquiler máximo permitido para la unidad era de 0,00 dólares", alegó en su demanda.
Por el momento, ambas partes se encuentran en una disputa legal en la que Jovanovic busca devolver la casa a su familia, especialmente a sus hijos adolescentes. "Sería un día fantástico para mi familia. El espacio volverá a convertirse en una habitación feliz", mencionó.