La historia de la icónica maleta de Louis Vuitton

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Sinónimo de lujo, este equipaje evoca imágenes de vagones de tren de primera clase y salas de espera VIP.

Para diferenciarse de los imitadores, Louis Vuitton introdujo el patrón de cuadros marrones (lienzo Damier), en 1888.
Ana Quijano
Ciudad de México /

Promesa parisina

 A los 16 años, Louis Vuitton llegó a París para trabajar con monsieur Maréchal, un fabricante de cajas y empacador, de quien aprendió el oficio. Diecisiete años después, en 1854, Vuitton estableció su propio negocio donde más tarde presentaría sus revolucionarios baúles en forma rectangular, apilables e impermeables.

Diseño práctico y seguro 

Trianon Trunk, su primer diseño, estaba reforzado con latón y madera; además, poseía un tejido impermeable. La superficie plana permitía que se pudieran apilar y facilitaba su transporte. En 1886, Louis y George, padre e hijo, patentaron una cerradura a prueba de robos que terminó de mejorar el producto.


Sello distintivo

 Para diferenciarse de los imitadores, Louis Vuitton introdujo el patrón de cuadros marrones (lienzo Damier), en 1888. En 1896, su hijo presentó el monograma de la marca, una “L” y una “V” entrelazadas, ahora mundialmente conocido.

Favorito del jet set

 En la inauguración del canal de Suez en 1869, la emperatriz Eugenia deslumbró portando las maletas. Esto marcó el inicio de una clientela exclusiva. Desde Matisse y Jackie Kennedy hasta Kanye West han estado en la lista de fans de la marca.

Diversificación 

A principios del siglo XX se comenzaron a lanzar estilos de bolsos exclusivos, además de los baúles. En 1987, la marca se fusionó para formar LVMH, el conglomerado de lujo más grande del mundo siendo Louis Vuitton la marca más importante.


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