El mayor enemigo de los estudiantes, las matemáticas

REGRESO A CLASES 2024

Convivimos con las matemáticas todos los días y tienen aplicaciones en todas las profesiones, pero el método de enseñanza debe evolucionar para que los alumnos les pierdan el miedo.

Sin ningún miedo a las matemáticas.
Angelina García
Ciudad de México /

Pensemos en un salón de clases tradicional, donde la maestra ha puesto en el pizarrón el siguiente problema: Si un tren recorre una distancia de ciento cincuenta y ocho kilómetros, en 25 minutos, ¿en cuánto tiempo recorrerá una distancia que es la mitad de la que ha recorrido, más dos veces la distancia de Toluca a Tamaulipas, si la distancia entre estas dos entidades es de trescientos cuarenta y nueve kilómetros? Apenas plantearlo, a muchos les produce un estrés incontenible.

Lo cierto es que las matemáticas no muerden. En cualquier momento y en cualquier lugar, es necesario hacer cuentas; aplicar reglas de tres; calcular un porcentaje; sumar, restar, multiplicar, dividir; incluso, introducir variables y, en fin, hacer algún cálculo que nos ayude a llevar adelante el día a día y a manejar nuestro presupuesto personal y familiar.

No obstante, en México dos de cada tres estudiantes de secundaria no son capaces de representar matemáticamente una situación simple, lo que sugiere un gran problema para los alumnos, en tanto “el pensamiento matemático es fundamental para el desarrollo de otras habilidades altamente demandadas por el mercado laboral como el pensamiento creativo, crítico y sistémico, el uso de información y las habilidades de investigación, entre otras”, señala el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en su análisis sobre los resultados de la prueba PISA 2022. 

En esa última edición de la prueba aplicada por el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), México quedó en el lugar 35 de los 37 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Y es precisamente en matemáticas donde se registró la mayor desventaja para los estudiantes mexicanos, con un rendimiento de menos 77 puntos en relación con el promedio. 

La raíz del problema, no es cuadrada

¿Por qué no nos gustan las matemáticas? El doctor Jaime Martínez Montero, especialista en la enseñanza de las matemáticas y creador del método ABN, comenta que basarse en la repetición de cálculos, sin conexión a la realidad, es uno de los yerros más comunes en esta materia

“La mayor parte de las actividades que realizan los alumnos, son procedimientos mecánicos. Los alumnos repiten y repiten cálculos absurdos, sin un contexto y, con esto, se pierde la oportunidad de que descubran por ellos mismos la base de las matemáticas, contando, comparando, calculando, etcétera”.

Una de las mayores críticas de Martínez al sistema tradicional es que parte de situaciones ficticias, en donde no existe relación entre lo que se aprende y las experiencias de los estudiantes; así que obliga a calcular de memoria, en un proceso posicional, ciego, inflexible y sin sentido. Es decir, “no hay un camino lógico que ayude a reflexionar el porqué se llegó a un determinado resultado”.

Es un método cerrado, las operaciones se realizan de manera mecánica, sin que el niño entienda realmente los conceptos. Otro de los problemas, es que se trata de un método acumulativo, es decir, se necesita saber todo lo anterior, para poder avanzar.

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La etapa de la educación preescolar

Es la mejor para trabajar el sentido numérico del niño pues se aprovecha su curiosidad y la plasticidad de su cerebro.

En el método tradicional, coincide Dafne Almazán, doctora en enseñanza de las Matemáticas por la Universidad de Harvard, “vas conociendo de las asignaturas en una forma que asemeja a una espiral, con una temática cíclica: lo que se ve en matemáticas en la educación básica, luego se repite en la educación media, pero con un mayor grado de complejidad. Es decir, que vas regresando a los mismos temas, pero cada vez con un mayor nivel”.

Con esto se generan lagunas, en especial cuando se llega a secundaria o preparatoria, porque ya han pasado muchos años en que no se han visto multiplicaciones, por mencionar un concepto. “Esto hace que se pierda la conexión entre los temas y materias, por ejemplo, geometría y cálculo. Los separan tanto, que parece como si fueran asignaturas totalmente diferentes, pero en realidad, las matemáticas son un lenguaje y en él todo está conectado”, explica Almazán.

Un estrés innecesario

Otro efecto negativo, señala el doctor Martínez, es que la enseñanza de las matemáticas se basa en reglas inamovibles, que no permiten adaptar los procedimientos matemáticos a las diversas formas de aprendizaje y a las habilidades de cada alumno. 

Recordemos que la teoría sobre la multiplicidad de inteligencia humanas plantea diversas formas de aprendizaje para cada individuo. Es decir, hay personas que aprenden más fácilmente escuchando, otras viendo (o leyendo) y otras más, haciendo. En este sentido, estandarizar un método único para todos genera estrés en los estudiantes.  

En años recientes, la prueba PISA indica que, desde tercero de primaria, los estudiantes empiezan a experimentar altos niveles de ansiedad en el proceso de aprendizaje de las matemáticas, estos niveles de estrés son más altos en los países de América Latina, así como en España y otros del Mediterráneo, en comparación con lo que ocurre en los países más desarrollados, miembros de la OCDE. 

“La ansiedad matemática se describe como un sentimiento de tensión y ansiedad con respecto a las matemáticas, que interfiere con las actividades de cálculo y manipulación numérica o resolución de problemas matemáticos en contextos cotidianos y académicos”, se explica en el estudio Ansiedad matemática y rendimiento académico en matemáticas de docentes y estudiantes en un contexto de bajos ingresos, editado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2020. 
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Estos estudios han demostrado que existe una relación directa entre la ansiedad matemática y la autoconfianza, el disfrute y la motivación del estudiante, es decir, ese estrés impacta en el rendimiento académico. Además, estos sentimientos, desencadenados desde la infancia, inciden al momento de elegir carreras asociadas a disciplinas como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Lamentablemente, el miedo a las matemáticas mantiene reducidas las matrículas STEM.

Este círculo, afecta también al plano social, ya que a menor estrés en el estudio de las matemáticas, mayor beneficio habrá en el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico y analítico, así como en el de profesiones asociadas a la tecnología, ciencias exactas e ingeniería, además de una mayor movilidad social. En tanto, un mayor estrés y ansiedad en el aprendizaje de las matemáticas, junto con una baja autopercepción por parte de los estudiantes, tiene el efecto contrario y permea en el destino de un país enterotal como quedó demostrado en un estudio de la OCDE de 2013, que destacó cómo el rendimiento académico en matemáticas, tiende a correlacionarse con la riqueza nacional. 

Cada quien a su ritmo

Parte del problema es salvar el sentimiento de insuficiencia en los alumnos, en especial cuando se sienten incapaces de resolver los problemas que se le presentan o de entender algunos procesos matemáticos, que se van volviendo cada vez más complejos. 

En la percepción de Jaime Martínez —doctor en Ciencias de la Educación y profesor de Didáctica de las Matemáticas en la Universidad de Cádiz, España—, buena parte de la insatisfacción de aprender matemáticas proviene del sistema educativo, pues se ha visto que, en situaciones cotidianas como resolver algún cálculo matemático simple, no se experimenta el estrés que ocurre en el contexto cerrado del aula escolar.

Es necesario tener en cuenta que, si bien las matemáticas son una ciencia exacta, la manera en que se aprenden no lo es, por tanto, cada alumno afronta su aprendizaje de una forma diferente, dice Martínez y destaca que no se debe de normalizar el estrés del aprendizaje, sino buscar la manera de involucrar al estudiante en el conocimiento de los números.

En opinión de Dafne Almazán, el primer error al abordar esta asignatura es justo esa  estandarización del método: “se cree que solo hay una manera de enseñar las matemáticas y que todo el mundo puede aprender con una misma metodología". 

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“La gente puede crecer convencida que no es buena en matemáticas, pero seguramente el problema estuvo en cómo las aprendieronAsí, se crean estereotipos y prejuicios dañinos; es necesario avanzar y comprender que es como aprender otro lenguaje: el de los números y que se aprende de diversas formas y a un ritmo diferente para cada quien”, señala Almazán, quien fue diagnosticada como sobredotada desde pequeña y hoy trabaja en temas pedagógicos y psicológicos para facilitar la enseñanza a sus pares en México.

Mil caminos para llegar a Roma

Diseñado por Jaime Martínez, el ABN busca estimular el disfrute de las matemáticas desde el preescolar y de educación primaria, para que la experiencia se traduzca en mejores resultados en la educación media y superior. Este proceso se entiende así: es abierto, comprendiendo que existen diferentes formas de resolver un mismo problema o hacer un cálculo. Es decir, hay múltiples caminos a Roma.

Y está basado en números, que resulta un enfoque distinto al que se utiliza tradicionalmente, basado en cifras. Los números tienen un significado más claro para los alumnos, pues en lugar de aprender o estudiar cada cifra por separado, se comprenden los números, sus posiciones en una cifra y las maneras de descomponer esas cifras en números para hacer las relaciones básicas de los cálculos como suma, resta, multiplicación, división y raíz. 

Para comprender al número, es necesario descomponer las cifras, agruparlas, hacer repartos y emparejamientos de conjuntos con distintos elementos; utilizar material que el alumno pueda manipular, de tal manera que el concepto abstracto del número y las operaciones, se conviertan en algo totalmente material y realista para ellos. 

Martínez asegura que debe empezarse joven. La etapa de la educación preescolar es la mejor para trabajar el sentido numérico del niño. Es el momento de la vida de un ser humano en el que se experimenta mayor crecimiento cognitivo, añadido a la curiosidad y la capacidad de imitación y de repetición”.

Es importante, también, relacionar el aprendizaje de las matemáticas con el de otras asignaturas, agrega Dafne Almazán, pues suele desarticularse y dificultar la comprensión sobre su utilidad y uso.

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Como doctora en enseñanza de matemáticas, la también psicóloga trabaja sobre un método para deconstruir el aprendizaje en espiral; aunque lo planea para chicos sobredotados (con IQ superior a 130), funcionará igualmente para todos los estudiantes.

CHC

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