En el imaginario colectivo, o por lo menos en el mío, la fundadora de una asociación civil que cumple 20 años es una señora mayor, pero cuando me encuentro con Mariana Baños resulta que es tan joven como cualquiera de las voluntarias que engrosan las filas de Fundación Origen.
Sucede que Mariana empezó con este proyecto en la universidad y, aunque muchos creyeron que era un impulso pasajero, o que se iba a cansar, la realidad es que sigue al frente de esta asociación, una de las más consolidadas del país que se centra en apoyar el desarrollo de las mujeres de bajos recursos en situaciones vulnerables.
“Cuando empecé estaba soltera, no tenía hijos ni medía los riesgos ni la amenazas. Cuando eres joven sientes que todo lo sabes –para bien y para mal–, no tienes miedo a fracasar ni a equivocarte, yo sólo sabía que tenía que ayudar a los demás”.
Antes de fundar Origen, Mariana había montado una escuela en los tiraderos de basura de Chimalhuacán, pero se dio cuenta de que aunque invirtieran mucho tiempo en tratar de enseñar a los niños, al final todo se venía abajo si en sus casas no había un ambiente propicio. Por eso decidió cambiar el enfoque y centrarse en las mujeres que son la base de la familia.
“En México, siete de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia y eso quiere decir que la familia entera sufre las consecuencias. Por eso, si invertimos en las mujeres es posible lograr un cambio, porque ellas son la base de la familia, estoy convencida de que la mujer, sobre todo en colectividad, es capaz de generar el cambio que necesitamos en toda la sociedad”.
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Vivimos en una burbuja. Muchos de los que tenemos una situación privilegiada no estamos realmente conscientes de la pobreza que vive más del 40% de la población, ¿qué tendríamos que hacer?
No considero que sea 100% responsabilidad del gobierno, ni de las organizaciones ni de la iniciativa privada, yo creo que hay que saber lo que nos toca hacer a cada quien. Por mi situación considero una responsabilidad brindar oportunidades a la gente, creo que si tuve una educación debo compartirla.
Y hay muchos temas donde podemos aportar, no se trata sólo de salud y educación, también está la música, el arte, la cultura, porque eso también genera bienestar, da paz, seguridad y felicidad y sólo sintiéndote así eres capaz de crecer, comprometerte, generar algo mejor para tu país.
Muchas personas creen que basta con hacer bien su trabajo, ser honesto, pagar impuestos, ¿qué opinas?
Creo que hace falta más. Si viviéramos en Finlandia, donde hay una educación gratuita para todo el mundo estaría bien, pero esa no es nuestra realidad. Creo que todos somos corresponsables de la corrupción, de la violencia, de la pobreza, porque hemos soportado, hemos sido cómplices.
Vivimos en una sociedad en la que la violencia se ha normalizado, donde acosar o abusar de una mujer o de un niño es normal, donde los asaltos y los secuestros suceden todos los días y también es normal.
Cada quien está defendiendo lo propio y mientras que no te toque a ti y no le pase nada a los tuyos todo está bien. Tristemente la gente sólo cambia cuando le toca una experiencia personal.
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En tu caso, ¿hubo alguna situación que te hiciera emprender este proyecto de vida?
Sí, cuando me fui de misiones vi por primera vez la pobreza extrema, pero también encontré que en México la gente es maravillosa, con una nobleza increíble. A mí ese contacto me tocó profundamente, me hizo empatizar y hacer algo.
Tú has aportado mucho a este proyecto, y ¿qué has recibido?
Más de lo que he dado. Esa es la verdad. Para mí el tener una causa más trascendente que sólo yo o mi familia le dio un sentido más grande a mi vida y me cambió. En los talleres que damos, es el contacto con esas mujeres lo que me ha hecho aprender más.
Ellas me han enseñado con su compromiso, su fortaleza, su lucha de todos los días, con su lealtad incansable hacia sus niños para sacarlos adelante, por su esperanza. Esa convivencia me ha abierto los ojos y me ha ayudado a encontrar soluciones.
Si ahorita empezaras con la fundación, no lograrías lo que en 20 años has conseguido…
Sí, seguramente. Pero tampoco hay que pensar tanto hacia dónde vas a llegar. No tienes que esperar a tener la gran idea o los millones de fondos para hacer algo porque, además, lo que hagas no va a solucionarlo todo.
Yo nunca pensé que iba a tener este tamaño de fundación. Simplemente hay que actuar, ver qué puedes hacer para solucionar una parte del problema.
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Ella dice
“Estoy convencida de que la mujer, sobre todo en colectividad, es capaz de generar el cambio que necesitamos en la sociedad”.
En estos últimos meses, desde el gobierno, se ha atacado mucho a la sociedad civil...
Creo que nuestro gobierno tiene que entender que no es una competencia, no se trata de ver quién lo hace mejor ni quién tiene las mejores ideas, se trata de trabajar en conjunto.
Ningún gobierno, institución u ONG lo puede hacer solo. Si lo que de verdad nos importa es nuestro país y el ser humano, tenemos que entrar de la mano.
En nuestra defensa puedo decir que ha habido cambios de gobierno, de partidos políticos, pero la sociedad civil sigue haciendo su trabajo. Si a mí, por ejemplo, una empresa me patrocina un proyecto y al año siguiente ya no da el apoyo, tengo que salir a buscarlo en otro lugar porque no podemos parar. Creo que lo que tenemos que tener en la cabeza es que todos juntos somos parte de la solución.
¿Tienes alguna anécota o reflexión que nos puedas compartir?
Nunca he olvidado a una señora del centro comunitario que tenemos en la Sierra de Guerrero. Había sido muy reservada y siempre estaba callada, pero después de recibir su diploma por haber asistido a una serie de cursos nos dijo que estaba muy agradecida porque hasta ese momento ella no sabía que tenía una voz.
Que la habían vendido a los 15 años y que ahora tenía cuatro hijas e iba a hablar con su esposo para decirle que no podían vender a sus hijas. Esto pasa en México aunque no lo veamos: un señor puede comprar a una niña por 10 mil pesos y ser dueño de su vida. Somos el país número uno en la OCDE de violencia sexual en menores de 15 años. Ya no podemos ser ajenos a las problemáticas, debemos abrir los ojos y hacer algo, pensar cuál es mi propuesta para mi país.
Fundación Origen
Tiene dos programas centrados en apoyar a las mujeres vulnerables. Uno es la Línea de Ayuda Origen, un call center atendido por psicólogos en el que reciben 30 mil llamadas anuales y donde se brinda asesoría legal, médica, psiquiátrica y, además, se les canaliza al organismos pertinente.
El segundo programa son las Casas Origen, centros comunitarios en los que se ofrecen talleres educativos, de salud y de desarrollo humano, además de capacitación para emprender un oficio o un negocio. Actualmente existen seis centros: en Ciudad de México, Puebla, Guerrero y Estado de México, Guanajuato y Nayarit.