Legislar con perspectiva de género es el principio para zanjar varias brechas

MUJERES 2024

Paridad de género en la política, es necesario encontrar caminos para llevar esas leyes del papel a la realidad de la calle.

50% del congreso en la actual Legislatura es conformado por mujeres. Ilustraciones: Shutterstock
Georgina Navarrete
Ciudad de México /

Ha sido una lucha constante. Desde ejercer el derecho a votar y ser votadas hasta garantizar un traslado tranquilo en el transporte público, las mujeres han debido pelear arduamente por construir un contexto igualitario con los hombres. El punto de partida siempre han sido las demandas de la sociedad civil, que luego, con suerte, encuentran eco en el poder legislativo o en el judicial para poder avanzar.

Uno de los temas sobresalientes en la última década ha sido la búsqueda de la paridad en el ámbito de gobierno, especialmente en el Congreso de la Unión, partiendo del supuesto de que las mujeres que legislan estarán en posición de generar leyes con una perspectiva de género más evidente y orgánica.

Esto, por supuesto, sin restar responsabilidad a los hombres en este asunto, pues la igualdad “se construye desde los dos lados. Solas (las mujeres) no podemos revertir siglos de machismo”, señala Karolina Gilas, doctora en ciencias políticas y sociales.

Sin embargo, las cuotas no bastan. La paridad legislativa, por sí misma, es apenas la base del cambio, falta que esas mujeres que hoy ocupan esos puestos, también accedan al poder de facto, explica Gilas: “hay que tener claro que el estar de las mujeres en espacios públicos es fundamental, pero el mero hecho de estar no es suficiente para transformar las instituciones y equilibrar las relaciones de poder. Para eso también hay que hacer, pues traducir las experiencias en decisiones públicas no se logra solo con empatía”. 

En este sentido, y tomando como base las cuatro dimensiones de la representación política de la politóloga alemana Hanna F. Pitkinuno de los mayores retos hacia la igualdad que enfrentan las mujeres que legislan hoy en México es acortar la distancia entre lo que dicen y lo que realmente pueden hacer dentro de los órganos legislativos, señala Gilas, especialista en el estudio de género en el ámbito electoral.

Hacer más, pero dónde

Como ejemplo, Karolina Gilas señala la presencia contundente de las mujeres en las mesas directivas de los congresos locales y en el federal, donde tienen capacidad de operación, pero el poder de tomar decisiones e incidir en la creación de nuevas leyes descansa realmente en la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de las Cámaras, comúnmente integradas por hombres. Ya tuvimos una primera presidenta de la Cámara de Diputados de 2019 a 2020, recuerda la politóloga, aunque desde la toma de posesión, uno de sus vicepresidentes marcó la discriminación con un ademán machista.

Otro punto importante en el acceso real a la toma de decisiones está en los temas a los que acceden, pues si bien las mujeres presiden y conforman diversas comisiones, suelen ser las dedicadas a temas muy importantes pero políticamente débiles. “Ellas están en las comisiones blandas (niñez, juventud, género, derechos humanos, salud, bienestar) y ellos, en las duras (dinero, seguridad, presupuesto, Hacienda), que son donde realmente se puede ejercer un poder”, señala la especialista.

Es decir, “es importante atender la salud y la educación, sin duda, pero si se hace todo el proceso de nuevas leyes y reformas y al llegar a la parte del presupuesto, no lo pasan, todo se para y el cambio no sucede”, señala Gilas, autora, entre otros libros, de Representación simbólica de las Mujeres en América Latina.

Los retos y las barreras

Si bien es importante que haya mujeres suficientes en el Congreso para representar a la población femenina del país en la proporción adecuada, actualmente existen muchas barreras para que ellas ejerzan el poder. En una encuesta realizada por la UNAM, apunta Gilas, “todas las legisladoras señalan que ellas son muchas, pero que las reglas internas no cambian”, ni la estructura social.

Así, las sesiones en la madrugada o en 25 de diciembre, la manera en que se habla al interior de los congresos “en masculino”, el tema de que los partidos políticos a los que pertenecen las limitan en sus agendas políticas de género, y el hecho innegable de que, “aun siendo mujeres de élite llegan a sus casas y tienen la carga de cuidados sobre sus hombros”, son algunos ejemplos.

“Cuando llegan los hombres (diputados y senadores) a casa hay café, cena y la camisa planchada para el siguiente día, y ellas llegan a hacer café, a preparar la cena, a revisar tareas y a planchar la camisa de su marido”, agrega la investigadora.

Ese mundo dentro del Congreso, replica a la perfección las barreras que las legisladoras enfrentan para acceder a la toma de decisiones y ponen de manifiesto la discriminación permanente en la vida cotidiana. Sin embargo, las que están en las Cámaras llevan la carga de cambiar la realidad con su sola presencia, como si eso fuera posible, so pena de que se les reclame no haber generado avances en el tema de género mientras estuvieron allí.

Las leyes de ellas, para ellas

Si bien muchas de las mujeres legisladoras hoy en día deben dejar en el cajón sus agendas de género y legislar sobre temas más generales, de mayor interés para sus partidos, algunas brechas se han cerrado en materia de salud, trabajo y educación, aunque quedan deudas innegables como las relacionadas con la violencia de género y los cuidados.

Empujadas por asociaciones, organismos no gubernamentales y grupos feministas, han surgido leyes pensando solo en las mujeres, ya que tratan de parar problemas que ellas sufren casi en exclusiva y justo por su condición de mujeres, como el feminicidio, los ataques con ácido o la exposición de sus vidas privadas en medios digitales.

Todas ellas se conocen con un nombre de mujer y siempre parten de una víctima que busca justicia en el hecho de evitar que otras sufran lo mismo. Algunas son locales y otras ya tienen alcance federal. 

Poder femenino.

DJR

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