Secretos de un mayordomo: la experiencia de servir a los más ricos y famosos

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Gary Williams, uno de los mayordomos más reconocidos del mundo, estudió en la famosa Escuela Internacional de Ivor Spence, en Londres, y después de ser el mejor de su clase, fue el mayordomo principal en The Ritz London.

Gary Williams (Cortesía).
Martina Spataro
Ciudad de México /

Después de ver la película Lo que queda del día, con Anthony Hopkins y Emma Thompson, Gary Williams decidió tomar un curso para ser mayordomo. “Eso que la gente cree que sólo pasa en las películas, es una realidad; todos esos lujos y extravagancias. A veces me tengo que pellizcar para darme cuenta de que la situación en la que me encuentro no es un sueño”, cuenta Gary en un evento organizado por el St. Regis para celebrar su décimo aniversario.

Gary fue mayordomo principal de una de las familias más prominentes de Inglaterra, en North Yorkshire. Trabajó para muchos clientes en todo el mundo, incluidos miembros de familias reales, oligarcas rusos y chinos, jóvenes multimillonarios TICs, entre muchos más. Hoy es el Director General Global del British Butler Institute, escuela reconocida por establecer los estándares mundiales en capacitación de lujo.

Esta profesión es inagotable, siempre se está aprendiendo. “Las personas no se imaginan todo lo que tenemos que saber y aprender. Los mayordomos somos personas altamente cualificadas”.

Saben hacer los mejores cafés, cocinar y son expertos mixólogos; un mayordomo sabe seleccionar los mejores cigarros y tiene acceso a las mejores tiendas del mundo. Para conseguir las cosas que sus jefes multimillonarios les solicitan tienen contactos al más alto nivel.


ADN de un butler 

Un mayordomo cuenta con 467 módulos de “qués y cómos”: desde cómo entregar una pluma, hasta cómo lidiar con un invitado que pide cosas ilegales o roba algo de la casa. Para cada casa en la que trabajan desarrollan un manual personalizado para que, si hay rotación, el siguiente mayordomo pueda saber exactamente qué tipo de servicio le gusta a su cliente.

 La flexibilidad, la constancia, la discreción absoluta y la atención al detalle, son algunos de los pilares de oro que caracterizan su profesión. “No importa cuánto dinero me pagues, no te voy a decir lo que hizo Victoria Beckham ayer en la noche”, platica con una sonrisa.

Su entrenamiento es muy riguroso: “Nos tapamos los ojos y servimos el vino sobre las mesas. Así aprendemos a hacerlo a la perfección. Como estas cosas hacemos muchas más”, explica con un acento clásico inglés.

“En este fascinante trabajo siempre tienes que estar anticipando lo que crees que va a pasar. Y algo que me gusta mucho es que creo que esta es una profesión que permite darle más valor al servicio y que sea reconocido. Al final, aquí en México y en todo el mundo, la gente quiere un buen servicio y mi trabajo es hacerlo lo más preciso posible, según las necesidades y particularidades de cada persona”, dice Gary.

Sus anécdotas son infinitas. En una ocasión tuvo que conseguir un helicóptero para que el pug de una invitada se regresara a su casa, “porque estaba homesick”. Otro de sus clientes le pidió que fuera hasta Filadelfia, desde Londres, para conseguir unos tenis Nike que ya no se vendían en ninguna parte, “porque sólo con ese modelo podía jugar bien tenis”.

Tu propio mayordomo: solo en el St.Regis 

En 1904 el The St. Regis de Nueva York fue el primer hotel en incorporar a los mayordomos como parte básica de su servicio, en el negocio de hotelería. Hoy el St. Regis de la Ciudad de México, que cumple 10 años, es el único que ofrece servicio de mayordomía en todos los cuartos, sin importar el que elijas.



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