Una trayectoria tan prolífica como la del cineasta Alfonso Arau sólo podía ser narrada por él mismo, compartiendo con su público historias y vivencias con el carisma y buen humor que siempre lo han caracterizado. Así sucedió durante la presentación de Así es la vida (Vals para piano), libro que reúne los momentos más importantes de su vida personal y de su obra como actor, mimo, bailarín, guionista y director.
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Se trata no sólo de una narración biográfica, sino de una conversación entre el protagonista y el también cineasta Armando Casas, encargado de editar el volumen y que estuvo presente durante el evento realizado en la Sala 4, Arcady Boytler, de la Cineteca Nacional.
Arau presentó el libro tan sólo una semana después de haber sido galardonado con la Medalla Salvador Toscano al Mérito Cinematográfico, premio que reconoce a grandes figuras del cine mexicano. Nuevamente, sus admiradores llenaron la sala para recibirlo con gran calidez.
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“Primero que nada, me gustaría explicarles el título”, anunció el artista. En efecto, el nombre de la obra es un tanto inusual. Explicó que Así es la vida (Vals para piano) es también una pieza musical que su familia solía disfrutar reunida y que luego se convirtió en una frase cotidiana para él.
Casas señaló al público que el texto fue desarrollado a través de una serie de entrevistas que sostuvo con el homenajeado. Comentó que “tiene la característica de ser una conversación entre cineastas, que comparten una visión sobre el cine, hablamos no sólo de su vida y su trayectoria, sino de cómo es el trabajo de ser director”.
El resto de la charla fue dedicado a compartir experiencias y anécdotas de distintas épocas de su carrera, con las que Arau se ganó las risas de todos los asistentes. Habló de sus inicios como bailarín al lado de Sergio Corona, de su incursión en el cine de Hollywood y de su estancia en Cuba durante el conflicto revolucionario, entre muchos otros momentos.
Orgulloso, indicó que al renunciar a la tradición familiar de dedicarse a la medicina, comenzó con él una nueva generación, ahora de artistas, que han continuado sus hijos. “Fui el primero en mi familia, pero ahora es toda una dinastía y ninguno se ha muerto de hambre, así que supongo que nos va bien”, comentó con gracia.
Comentó sobre su particular e incisivo sentido del humor, siempre con tintes políticos, plasmado en personajes como el que interpreta en El águila descalza (1969) o Calzonzin inspector (1973). Narró también su experiencia al conocer a figuras de la comedia como Groucho Marx, Woody Allen o Germán Valdés “Tin Tan”, a quien calificó como “el mejor cómico en la historia de México”.
Finalmente, charló sobre el éxito inusitado de Como agua para chocolate (1992) que, como director, le abrió las puertas a la internacionalización. Recordó que esta película marca los inicios de Emmanuel Lubezki en la fotografía. Sobre el filme, y en general sobre su visión del cine, sentenció que “todas mis películas deben ser locales y universales: la textura y exotismo mexicanos gustan en todo el mundo, y al mismo tiempo, el tema debe ser conocido en todas las culturas, del pasado y del futuro.”
Así es la vida (Vals para piano) se encuentra disponible en la librería de la Cineteca Nacional. El homenaje a Alfonso Arau continúa con una retrospectiva de las películas en las que ha participado como actor, guionista o director. La selección terminará de exhibirse el domingo 9 de octubre.
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