En los últimos años, Alfonso Herrera ha encontrado en la literatura una brújula creativa para su carrera cinematográfica. Tras protagonizar adaptaciones de obras tan distintas como Las muertas, de Jorge Ibargüengoitia, y La casa de los espíritus, de Isabel Allende, el actor se sumerge ahora en un relato sobre deseo, identidad y transformación con Tesis sobre una domesticación, cinta basada en la novela homónima de la actriz y escritora argentina Camila Sosa Villada.
Aunque la protagonista de esta historia es una mujer trans, Tesis sobre una domesticación no se centra del todo en la identidad de género, sino en el deseo y las dinámicas del amor dentro de un mundo que impone reglas sobre cómo vincularse. Camila aborda la diversidad desde la cotidianidad y la intimidad, no desde el aleccionamiento pedagógico, “me gusta que la historia plantee una normalidad”, explicó Alfonso Herrera en entrevista con MILENIO.
“No hay una visión que intente explicar o mostrar cómo es; simplemente se plantea una normalidad, y eso lo rescato enormemente de esta historia. Cuando estás en una relación hay muchos acuerdos invisibles, muchas alegrías, tristezas, desesperaciones y frustraciones que no se ven. Creo que eso se plantea de una manera muy potente y audaz, gracias a la mirada de Javier Van de Couter (director) y a la pluma de Camila”, agregó.
Para Herrera, el corazón de la película está en la manera en que aborda la diversidad sexual, la identidad de género y las nuevas masculinidades sin caer en discursos forzados, “creo que esa es la tesis de Camila, entrar a un contexto latinoamericano heteronormativo que plantea ciertas reglas”, explicó el actor, “se trata de ver cómo esas normas los afectan. Es la exploración de qué pasa con dos seres que se juntan y entran en ese juego de reglas”.
La conexión con el material literario fue inmediata. Desde el inicio del rodaje, Herrera trabajó de la mano de Camila, quien le compartió la primera edición de la novela y lo acompañó durante el proceso de construcción del personaje, “fue un gran privilegio tener a Camila cerca, clarificar cualquier duda y trabajar con ella en el set. Tuvimos una muy buena mancuerna, y al final quedé muy satisfecho con todo lo que se realizó”, recordó.
Aunque el papel no lo transformó en un sentido tradicional, Herrera afirma que la experiencia lo nutrió profundamente: “más que cambiarme, me dio la posibilidad de ir a Argentina y trabajar en una industria que me parece muy potente, con amigos y amigas que admiro y respeto profundamente. Atesoro la experiencia de ser un nómada. Y como nómada, tuve la gran posibilidad de trabajar con una de las firmas de Latinoamérica”.
Una etapa guiada por la palabra escrita
La filmografía reciente de Alfonso Herrera revela su atracción por historias ancladas en la literatura. En Las muertas, adaptación de la novela de Jorge Ibargüengoitia, Herrera se sumergió en un universo oscuro y satírico interpretando a un personaje en medio de una trama donde el crimen y la moral se entrecruzan. La película retoma la ironía y la crítica social de uno de los textos más representativos del realismo mexicano.
En La casa de los espíritus, basada en la obra de Isabel Allende, Herrera forma parte de un elenco internacional que revisita la historia de la familia Trueba, una de las sagas literarias más poderosas del siglo XX latinoamericano. La adaptación le ha permitido explorar otro tipo de sensibilidad: la memoria, el linaje y las heridas heredadas, “estamos ávidos de buenas historias”, dijo el actor, sobre este momento de su carrera.
“Es interesantísimo, porque te das cuenta de que el gran reto ahora son las adaptaciones. Hay tantas posibilidades que estamos ávidos de buenas historias. Y los clásicos o las escritoras que ya están más que probadas en la literatura latinoamericana garantizan una buena historia, con una columna vertebral sólida. El reto es cómo llevas eso a la pantalla chica o grande. Ese es el gran desafío hoy en día”, concluyó Alfonso Herrera.
Tesis sobre una domesticación ya fue estrenada en Argentina y entre sus productores está Gael García Bernal, junto al propio Javier Van de Couter, Laura Huberman, Ramiro Pavón y Mónica Pérez.
CST