Mauricio Islas reaparecerá esta noche como el general Iriarte, “un hombre maduro, fuerte, decidido, un gran estratega”, que tendrá como objetivo atrapar por petición del presidente nada más y nada menos que a la protagonista de Rosario Tijeras.
La serie inicia su tercera temporada por Azteca 7, a las 9 de la noche, con tres capítulos; estrategia que el actor asume es parte de los cambios que ha tenido la tv, variantes en las que se niega a ver la muerte definitiva del melodrama; pues como fiel apasionado del género destaca que “solo es una evolución” en la que, si bien es cierto, se ha dado un gran empuje a las plataformas digitales, “la gente no ha dejado de ver la televisión, simplemente cambió la forma de verla”.
Emocionado, pues, por seguir la aventura de “crear personajes” y de hacerlo paralelamente a la estabilidad emocional que experimenta, gracias a que desde hace 12 años empezó a trabajar en sus miedos para dejar de boicotear su felicidad, el actor enfrenta el reto de seguir haciendo historia en lo que califica como su grande pasión, la actuación.
¿Cómo ha cambiado la televisión, verdad?
Mucho, desde los estrenos, de empezar los domingos con tres capítulos, el esquema, la estructura, el tono de los personajes, creo que ha sido para bien porque nos permite, en este caso con Rosario Tijeras, estar frente a una historia sólida, concreta. En esta temporada en particular hay mucho amor, desamor, justicia, venganza, pero con personajes muy bien delineados, humanos, que sientes, que se conflictúan por la situación que viven, por eso en gran parte acepté participar en la serie.
“Por ejemplo, Rosario empieza en la cárcel aceptando que lo que había hecho anteriormente no fue correcto, y asume su parte de decir: la regué, y ahora estoy pagando el precio. Y eso es importante porque se ha satinizado y criticado las series que hablan de este tipo de personajes. Pero en esta todos están pagando sus culpas, es el cierre de muchas cosa y el ingreso de nuevos personajes y ahí entro yo. Doy vida al general Iriarte”.
Dices que los cambios en la televisión son para bien, pero hay quien piensa que ya es muy difícil que la gente se siente a verla...
Cambió la forma de ver la televisión, pero no dejaron de verla, las plataformas como Netfllix lo que han hecho es que quieras ver la serie de corridito, de eso que haces tu maratón. Cosa que harías en tu casa sentado; y en ese sentido Azteca ahora está entrando a esa estrategia al presentar tres capítulos de Rosario Tijeras.
¿Has evolucionado, qué ves en un personaje para aceptarlo?
Busco personajes que sientan, que me permitan como actor darles más vida, hay personajes que los lees y son simples, pero a mí me gusta hacerlos complejos. Y hay otros que por más que los leas y quieras ver complejos no te dan oportunidad de hacerlo, entonces no los hago.
¿El actor superó al galán?
Sí, (risas) pues soy un hombre muy apasionado de mi carrera y muy perfeccionista. Lo que más me apasiona de mi trabajo es crear personajes, no galanes. Y eso se debe a que un día me habla un director como Adrián Ortega y me dice: “Hay un personaje que tiene ciertas características y creo que tú lo puedes hacer”. Entonces, eso quiere decir que la gente sabe y conoce mi desempeño como actor, no como galán.
¿Se han cumplido las metas?
Empecé en el 92, tengo 27 años de carrera y sigo trabajando, sigo en proyectos, he podido producir, me falta dirigir, pero mis metas siguen firmes; ahora también estoy escribiendo un libro y haciendo unos talleres que hablan de la parte laboral y la parte personal y emocional.
“En la parte laboral hablaré de la solidez que he tenido desde que empecé a actuar, porque siempre tuve muy claro que quería hacer personajes diferentes, y esa fue la llave que me fue abriendo la puerta para cada personaje. Hablaré de esa aventura que inició en el Centro de Educación Artística (CEA), donde mi gran maestra y mentora fue Adriana Barraza, de esa parte de creación que está tan sólida.
Del aspecto personal, ¿hablarás de todo?
Al cien por ciento, porque mucha gente no sabe, pero no solo ha sido un momento, han sido muchos momentos difíciles, desde que falleció mi hermanita cuando tenía diez años, de que fui niño buleado, de que mis padres se divorciaron.
¿Por qué te buleaban?
Por tener ojos verdes. Crecí en el barrio de Santa María la Ribera, entonces no era muy bueno, y luego me fui a Lomas Verdes, y ahí me decían el niño de los ojos verdes que viene del barrio. Creces desde niño con esas cosas, pero ahora desde mi entendimiento emocional puedo hablar de eso; y por qué hablo de las dos cosas en el libro, porque la actuación me curaba, yo sanaba, aunque no lo arreglaba, porque no hacía un trabajo especial sobre ese dolor y sufrimiento que tuve desde chiquito.
Lo hice hasta que vino mi divorcio, mi regreso a México, y me fui de Televisa, o sea fueron muchas cosas que han pasado, no solo es un evento. Pero la solución está dentro de uno mismo, lo dice Jesús, Buda, mucha gente. Cuando empecé esta aventura, que ya tengo 12 años en un proceso trabajando, me di cuenta que era adicto a vivir mal, que me boicoteba mis historias de éxito porque pensaba que no me las merecía, porque yo viví como quebrado, era una persona muy insegura, pero eso no lo descubres hasta que lo trabajas. Ahora doy conferencias y preparó un libro para compartir mi experiencia y ayudar con ello.