Bad Bunny se despide de México con Natanael Cano y J Balvin

Miles de fans presenciaron la reconciliación de Benito y J Balvin en la última fecha en CdMx del Debí tirar más fotos Tour

Puertorriqueño y colombiano llevaban años distanciados. Foto: Mariela Gómez
Ciudad de México /

Natanael Cano y J Balvin acompañaron a Bad Bunny en la ultima noche de Benito en el Estadio GNP, de Ciudad de México, el 21 de diciembre.

Desde horas antes, los que iban llegando caminaban entre los puestos de merchandising para comprar sombreros de paja, gorros, camisetas, sudaderas, calcetines, llaveros y hasta imágenes de “San Benito”.

A las 20:43 horas, con un escenario monumental y una producción visual que mezcló fuegos artificiales, dos escenarios y pantallas gigantes, Bad Bunny apareció entre gritos ensordecedores. El público respondió como un solo cuerpo. No hubo calentamiento: la fiesta arrancó de golpe y no volvió a bajar.

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El repertorio fue un recorrido por las distintas etapas del artista puertorriqueño. Hubo nostalgia, baile y provocación. Cada canción fue coreada como si se tratara de un himno personal, confirmando que Benito, hijo de Benito, no sólo llena estadios, sino que conecta emocionalmente con una —y algunas más– generación entera.

Cuando Bad Bunny estaba en la parte del concierto más reguetonera en el techo La casita, por las escaleras de caracol apareció el mexicano Natanael Cano para cantar “Soy el Diablo” con el puertorriqueño. La mezcla de corridos tumbados y reguetón provocó una de las ovaciones más fuertes del concierto, marcando un cruce de géneros que define la música popular actual.

Todos pensamos que esa había sido la sorpresa y el invitado de la noche, pero ya de regreso en el escenario principal, cuando parecía que la noche estaba llegando a su fin, y Bad Bunny agradecía los ocho concierto en Ciudad de México, apareció lo inesperado, el colombiano J Balvin subió al escenario, sellando una reconciliación pública tras años de distancia. Juntos interpretaron temas como “La canción” y “Qué pretendes”, generando un momento histórico para el reguetón latino. El abrazo entre ambos artistas fue tan celebrado como las canciones mismas.

Más allá del espectáculo, el concierto dejó claro el alcance cultural de Bad Bunny. Su mensaje, su estética y su capacidad para romper fronteras musicales lo han convertido en una figura central del pop global. El Estadio GNP no fue sólo una sede: fue testigo de un artista que entiende su tiempo y lo domina.

Cuando las luces se apagaron, la multitud tardó en irse. Afuera, la fiesta continuó en las calles. Bad Bunny había cumplido: una noche inolvidable para la Ciudad de México y para la historia reciente de la música latina.

OAGP


  • Mariela Gómez Roquero
  • mariela.gomez@milenio.com
  • Editora en jefe de M2. Más de 25 años de experiencia en revistas y periódicos impresos; así como en medios digitales, redes sociales, branded content y como consultora de comunicación. Fan de las letras, por eso me hice editora, después de enamorarme del oficio de ser periodista.

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