Pirueta, salto, guitarra aérea, zapateado. En una sala de ensayo en el centro de Inglaterra, los bailarines se mueven al unísono, combinando el ballet clásico con unos nuevos pasos inspirados por el heavy metal.
Es el Black Sabbath - The Ballet, la creación de la superestrella cubana Carlos Acosta, el director artístico del Birmingham Royal Ballet.
Determinado a celebrar los "tesoros" culturales de la segunda ciudad británica desde su llegada en 2020, Acosta presentó su idea al cofundador y guitarrista de Black Sabbath, Tony Iommi, que le dio su bendición así como la del vocalista Ozzy Osbourne.
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"Estaba fascinado con la idea. Pensé: '¿Cómo van a hacer esto?'", explicó Iommi.
"Simplemente no podía imaginar cómo harían ballet con Black Sabbath y entonces pensé que a lo mejor iban a usar las canciones más suaves. Pero no, fueron con Black Sabbath, War Pigs, Iron Man", relató el músico de 75 años. "Estaba realmente intrigado".
El ballet en tres actos se estrenará en septiembre en Birmingham, la cuna del popular grupo de heavy metal, antes de emprender una gira. Los ensayos acaban de empezar.
No es un documental
De acuerdo con el guionista Richard Thomas, el ballet es básicamente "la historia de pobres a ricos" de cuatro jóvenes que pasaron de la "fábrica a una de las bandas más exitosas de la historia del rock", aunque subrayó que no es un documental del grupo musicalizado y bailado.
La legendaria banda formada originalmente por Osbourne, Iommi, el bajista Geezer Butler y el batería Bill Ward desempeñó un papel clave en el desarrollo del heavy metal en los comienzos de los 1970, combinando sus oscuras y ruidosas guitarras con un interés por lo oculto.
"Es muy simple. Es como Black Sabbath se encuentra con el Birmingham Royal Ballet", intenta resumir Thomas.
Sin embargo, el espectáculo contará con entrevistas de archivo y algunas anécdotas famosas de los músicos como que Iommi perdió la punta de dos dedos de la mano en un accidente laboral en su último día de trabajo en una fábrica de chapas metálicas.
También aparece en la obra la historia del decorado de Stonehenge del que tuvieron que prescindir por una confusión en las medidas, demasiado grandes para poder entrar a los auditorios.
Incluso podría entrar "una breve mención al incidente" en el que Osbourne mordió la cabeza de un murciélago que un seguidor le había lanzado al escenario, pensando que era de goma.
"La química fue instantánea"
Para Acosta, la conexión con Iommi fue inmediata desde que le presentó el proyecto.
"No conocía al hombre, cómo íbamos a congeniar, pero obviamente los dos procedíamos del mismo entorno en el sentido de clase trabajadora y familias pobres (...) y la química fue instantánea", dijo el director de 39 años.
La antigua estrella de la danza explicó que no descubrió la música de los Black Sabbath hasta una edad bastante tardía dado que creció en Cuba.
"Crecí en los 1980, quería ser Michael Jackson, no sabía nada de los Black Sabbath", explicó el cubano, que no descubrió el grupo hasta finales de los 1990 gracias a un amigo.
"Esta era la música de aquellos que están marginados, con lo que la encontré muy interesante", agregó.
A nivel musical, el compositor Chris Austin dijo que había sido difícil saber por dónde empezar dada la amplitud del catálogo del grupo.
Pero una vez lo habían estrechado, fue fácil inspirarse con la "gloriosa irregularidad" y los "tremendos cambios de tiempo" de la música, además de la voz "estratosférica" del Osbourne de los inicios.
El espectáculo será un regalo para los seguidores del grupo que, con todavía tres miembros de la banda original, realizó su concierto de despedida en Birmingham en 2017.
Iommi explicó que estaba tan curioso como el resto para descubrir cómo saldría el ballet, pero que tenía confianza total en Acosta y su equipo desde el principio.
"Sé de nuestros seguidores que hay mucha ilusión para ver el espectáculo", explicó. "Creo que será fantástico".
hc