Cannes. “Fue un honor abrir el festival”, Chavezmontes

Por primera vez tres cintas nacionales compiten por la Palma de Oro, todas son de la productora Piano

Julio Chavezmontes aplaudió la colaboración de México en algunas de las cintas más celebradas (ESPECIAL).
La productora mexicana Piano pone su huella en el cine internacional (ESPECIAL).
David del Río
Ciudad de México /

La productora mexicana Piano está haciendo historia este año en el Festival de cine de Cannes. Nunca tres películas con producción mexicana habían sido seleccionadas para competir por la Palma de Oro en la misma edición. Tampoco es habitual que una película con producción mexicana, Annette en este caso, inaugure el festival.

“Es un gran honor, algo muy emotivo. Tuvimos el estreno soñado, una ovación. Estamos muy contentos de volver a Cannes y de hacerlo así. Qué más se puede pedir” comentó en entrevista con M2 en Cannes Julio Chavezmontes, el director general de Piano, una intrépida productora que en septiembre cumplirá diez años y está batiendo récords en el festival más prestigioso del mundo.

La productora mexicana tiene tres apuestas por la Palma de Oro de este año en Cannes: Annette, la película que inauguró esta 74 edición, Memoria y Bergman Island.

Las tres están dirigidas por realizadores no mexicanos, pero Chavezmontes resalta la aportación de México.

“La verdad es que creo que al final del día son proyectos muy contundentes, de grandes realizadores; es fruto de un trabajo en equipo, de una gran colaboración de varios países y de grandes artistas y gente creativa” señaló.



A la mexicana

Annette, Piano aportó una segunda unidad y postproducción en la que también se implicó el Eficine. Incluso colaboró musicalmente y como actriz la cantante Natalia Lafourcade, en una escena con Adam Driver. “Es una gran sorpresa verla ahí”, dijo el productor.

Chavezmontes comentó que la cinta fue arriesgada. “Quién iba apostar por Adam Driver cantando. Fue un riesgo muy grande”, comentó el productor mexicano sobre el papel del actor estadunidense en el filme, un musical oscuro en el que interpreta múltiples registros y canta de manera convincente.

Chavezmontes puso como ejemplo el caso de Driver para ilustrar la filosofía de Piano que invierte en proyectos osados, más allá de lo convencional. “Lo que me gusta es que sean proyectos que me sorprendan, o que sienta que hay un grado de riesgo, que se está buscando hacer algo nuevo y expandir un poco la forma cinematográfica y la manera de contar. A eso le apostamos” explicó el productor a este diario.

En las otras dos películas también se ve la huella mexicana. Memoria, que está dirigida por un tailandés, “es sobre todo de Colombia y de México –destaca Chavezmontes–. Mucho del equipo es mexicano y actúa Daniel Giménez Cacho”, quien no pudo venir a Cannes porque está rodando con Iñárritu. La postproducción de la cinta se hizo además en México.

“Nosotros, en general, desdeñamos la idea clásica del cine nacional. Ni Memoria, ni Annette, ni Bergman Island son películas que entran dentro de esa decisión. Nosotros sí producimos mucho cine mexicano, aunque no en el sentido tradicional” explicó al precisar que Piano también distribuye cine mexicano.



Inversión internacional

Chavezmontes recordó que la mayoría de los éxitos recientes del cine mexicano a nivel internacional se han hecho con coproducciones internacionales.

“Todas estas películas mexicanas que tanto orgullo nos han dado, que han tenido tanto éxito, como las películas de Carlos Reygadas, de Amat Escalante, e incluso Roma, de Alfonso Cuarón. Ninguna de esas películas es exclusivamente mexicana” dijo.

“Hemos celebrado como logros del país las películas que han hecho Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro, que las han hecho fuera de la industria del cine mexicano y sin ninguna participación de México de tipo creativo, y creo que las hemos celebrado con justa razón” subrayó.

Lo que define la nacionalidad de la película son códigos y reglas que hemos establecido como sociedad y hay películas que se salen de ese esquema. Estoy mucho más preocupado en la experiencia común como seres humanos que en inventar pasaportes” concluyó Julio Chavezmontes.


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