La cuarta temporada de La casa de papel llega mañana a Netflix para revelar el destino de Nairobi y lo que ocurrirá con el plan que diseñó El profesor para sacar el oro del Banco de España. Los atracadores con máscaras de Dalí y overoles rojos cruzaron el límite de la violencia con la tercera entrega y con ello desataron el caos y la guerra.
“Es muy fuerte, es una temporada que no tendrá ningún tipo de concesiones con el público, los personajes van a tener que sudar la camiseta para poder sobrevivir, porque aquí ya se trata de eso, de sobrevivir y es lo que puedo decir también de Nairobi, esta en el umbral de la supervivencia”, comentó Alba Flores, en entrevista con M2.
Nairobi logró convertirse en uno de los personajes más queridos por el público e impulsó más allá de la pantalla la frase “Empieza el matriarcado”. Spoiler: Al cierre de la tercera temporada es abatida por un francotirador, el nuevo enemigo (la inspectora Sierra) la invita a ir a una ventana para mostrarle a su hijo. Ahora lucha por su vida.
A decir del elenco, se trata de una de las temporadas “más salvajes” desde su llegada a finales de 2017 a Netflix, “estos personajes están jugando en una línea muy dura, de mucho riesgo, eso tiene un precio y una factura y esa factura les va a revelar momentos sumamente salvajes al interior del banco”, explicó Pedro Alonso, quien interpreta a Berlín.
“Alex Pina, el showrunner de la historia, y Alex Santander son autores que si abren una habitación intentan ser consecuentes con el precio de la energía que ponen en marcha. Son periodistas y aunque sea una serie de entretenimiento procuran que tenga un principio de realidad, que esté conectada con lo que pasa en el mundo”, agregó Alonso.
Berlín sin duda es uno de los personajes que, pese a su muerte en temporadas pasadas, logró conquistar al público y debido a ese éxito los creadores de la serie se vieron motivados a regresarlo a la trama a través de flashbacks para conocer su historia, la cual ha estado todo el tiempo ligada al plan del segundo atraco: el Banco de España.
“Tenemos que superarlo e ir adelante, sin duda es algo que tomo como un regalo de un personaje. Que las emociones y las circunstancias y la narrativa de un personaje calen y que hagan que la gente vibre de esa manera, a veces es difícil de creer, pero al final estás agradecido con el público por todo el cariño”, explicó Pedro.
La casa de papel se convirtió en un fenómeno mundial. Logró el premio Emmy a la Mejor Serie Drama en 2018, es la producción hablada en español más vista de Netflix, sus personajes pusieron de moda el himno ‘Bella Ciao’ y las máscaras de Dalí resaltan entre los fans que asisten a las convenciones como la Comic-Con de Brasil.
“Estoy emocionada, extasiada y en constante sorpresa, cuando no podíamos alucinar más de que nos conozcan en todas partes del mundo suceden cosas aún más increíbles, el público es una constante sorpresa, como lo que pasó en la Comic-con de Sao Paulo, donde nos recibieron como estrellas de rock”, dijo Esther Acebo (Estocolmo).
Un poema de justicia social
La casa de papel es una historia de antihéroes que se revelan contra el sistema, buscan dinero fácil que irónicamente se convierte en misión de riesgo frente al enemigo. Y a decir del elenco, los personajes lograron un nivel de empatía amplio con el público debido a ese anhelo de justicia social que se espera en el mundo. Es la venganza de los oprimidos.
“La casa de papel pone el foco narrativo en la injusticia que sentimos el 99.9 por ciento de la humanidad, en este sistema que es tan perverso, que margina y excluye a millones de personas, y a las que no ha excluido todavía perversamente las va ahogando poco a poco”, comentó Rodrigo de la Serna, quien da vida a Palermo.
“Evidentemente hay un paradigma que está al borde del colapso, esto es evidente en todo el mundo hoy y el tino de los creadores es haber puesto la mirada en ese marco, este es un intento de justicia poética como dijo Pedro, es como devolverle a la sociedad un poquito de justicia, no es solo un atraco, hay algo poético e ideológico detrás”, agregó.