En una entrevista realizada en 1998, Sue Graham Mingus describió certeramente la magnificencia de Charles Mingus, uno de los genios del jazz:
“Fue un hombre de grandes apetitos y enormes expresiones que fue capaz de llevar la expresión de su música al mundo. No fue fácil. Tú sabes, pagas un precio por todo, y debes decidir qué precio vale la pena pagar por lo que quieres. Charles quería vivir y ser lo que quería ser: bueno y malo, perverso y hermoso, demonio y santo”.
Para su viuda, “él era todo eso, y lo puedes escuchar en su música. Su música tiene rabia y coraje, la ternura y el lirismo de sus baladas, la complejidad y los cambios constantes. Para mí es una música inagotable. Y aunque he estado relacionada con ella desde hace muchos años la escucho todo el tiempo. Hay cosas de las que me canso muy fácilmente, pero no de la música de Charles”.
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Muchas preguntas sobre el personaje inagotable quedaron en el aire, como cuando quise que me contara de su casamiento budista presidido por Allen Ginsberg. Con una sonrisa cortés, en tono firme, dijo: “No quiero hablar sobre esto porque estoy haciendo un libro y siento que estaría diluyendo esta información”.
El libro, en el que por supuesto registró la boda conducida por Ginsberg, resultó ser Tonight at Noon: A Love Story, que recientemente fue editado en español en una amorosa traducción de Elisa Corona como Mingus & Mingus. Mi vida con el hombre furioso del jazz (La Cifra Editorial, 2021). Estamos ante un testimonio de primera mano que da cuenta de su relación compleja con quien fue descrito como El Gargantúa del jazz.
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Sue, quien realiza una titánica labor para mantener viva la música de Mingus, tanto con grupos que llevan su nombre como con la edición de su obra, escribió un libro apasionante que combina la luminosidad con el dolor, y que va desde su encuentro en 1964 hasta su muerte en Cuernavaca en 1979, y el viaje que hizo a India para esparcir sus cenizas en el río Ganges. Llegaron a México con la esperanza de encontrar un remedio milagroso para la esclerosis múltiple.
Declaración de amor
Mingus & Mingus es un canto de amor al hombre, al músico y sus pasiones.
“Yo estaba fascinada con sus excesos, su descaro, su monumental negativa a comprometer aquello en lo que él creía —escribe—. Estar alrededor de Mingus era una combinación de una heroica teatralidad, frecuentes pausas, arrebatos de imaginación brillantes y constantes conflictos creativos”.
El libro construye un retrato certero de un genio “alimentado por la belleza”, a quien Sue conoció cuando no tenía grandes conocimientos de jazz, y quedó prendada desde la primera vez que lo vio en el club Five Spot mientras cenaba, abstraído de todo lo que le rodeaba. Dos personas de carácter fuerte construyeron una relación de constantes estira y afloja.
“Nuestra aventura amorosa y nuestras peleas eran tan apasionadas como sus celos, tan inesperados como los tabúes que yo rompía cada día”.
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En busca de paz
La vitalidad de Mingus se topó con una enfermedad que lo devastó hasta impedirle el movimiento, pero ni en silla de ruedas su voluntad fue quebrantada. Si en México no encontró el remedio en Pachita, curandera que atendía en la llamada Casa de las Brujas, sí prolongó su vida más allá de lo que los médicos habían previsto.
Tanto en CdMx como en Cuernavaca y algunos otros lugares, Mingus y su corte, que incluía a Sue y algunos de los hijos de ambos de sus matrimonios previos, encontraron una cultura que no entendían cabalmente, pero que alejó al músico de aquello que lo había acosado en Estados Unidos.
Para Sue es doloroso ver cómo se consume, al grado que pasa por su mente asesinarlo por compasión o provocar una muerte accidental. Le aplican los tratamientos prescritos por Pachita, que incluyen beber sangre de iguana con la esperanza de que se cure, mientras Mingus grita desde su silla de ruedas: “¡Me quedaré todavía por el sexo, mamá!”.
Su esposa cumple la voluntad de Mingus de esparcir sus cenizas en el Ganges, y ahí recuerda “los largos meses en México, los ritos sin fin, los misterios, la terquedad de nuestra fe... Murió de manera tan voluptuosa como vivió, reinventando sus días al tiempo que se le acababan”.
Una joya completa
En 1974 se editó un disco con una parte de un trepidante concierto de Mingus en el Carnegie Hall. Durante muchos años se pensó que el resto de la grabación se había perdido. Por fortuna las cintas aparecieron, lo que permitió la edición completa de Mingus at Carnegie Hall (Atlantic/Jazz Workshop, 2021), una obra excelsa. Si lo que se conocía eran dos piezas de Ellington abordadas por su quinteto y músicos invitados, la nueva edición incluye tres obras de Mingus interpretadas por su grupo: “Peggy Blue Skylight”, “Celia” y “Fables of Faubus”, y una del pianista Don Pullen, “Big Alice”.