Alejandro González Iñárritu presentó Bardo en el marco de la vigésima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, donde estuvo acompañado de su elenco, incluido el protagonista Daniel Giménez Cacho, así como por parte del equipo creativo responsable de dar forma a esta historia que a partir del 27 de octubre llegará a las salas de cine nacionales.
Durante una conferencia de prensa que el realizador y su equipo ofrecieron como parte de las actividades del FICM, Iñárritu compartió detalles sobre su regreso a México con esta historia que lo llevó a un nivel creativo distinto en relación a sus anteriores películas: “empecé con Amores perros y en ese momento estaba interesado en capturar la realidad”.
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“Hoy no hay nada que menos me interese que la realidad, porque la realidad ya me di cuenta que no existe, es la que yo construyo en mi cabeza, es la que quiero ver, y no quiere decir negar la realidad, sino aceptar que no solo mi limitada percepción o estado de ánimo dictara algo, ese espacio donde no domina la razón es mucho más rico”, agregó el director.
Así es como Iñárritu se refiere a Bardo, como una historia que no hay que razonar, su nueva propuesta cinematográfica es una invitación a sentir y dejarse llevar a través del viaje de su personaje central, interpretado por Daniel Giménez Cacho, “sé que Alejandro no me escogió por mis talentos, sino por el momento de mi vida en el que estaba”, dijo el actor.
“Estoy es un momento de la vida que es un tanto similar al de Alejandro, la edad que tenemos y cómo vivimos el tiempo que nos queda por delante, a partir de ahí hicimos un trabajo de libertad, y entendí que yo ya era ese personaje, no necesitábamos construir nada, eso me llevó a experimentar cosas que jamás había tenido en otro proyecto”, agregó.
Precisamente el arte permite al ser humano evolucionar. Bardo tiene múltiples referencias a autores latinoamericanos, pero también reflexiones profundas de su creador, “nuestro mundo no es perfecto, puede ser una mierda, pero el arte, la poesía, la literatura nos permiten construir ese mundo interno que necesitamos, eso me interesa”, dijo el cineasta.
Respecto a volver a México y filmar una nueva historia en locaciones como el Zócalo o el Castillo de Chapultepec, Iñárritu comentó que “fue maravilloso”, no solo por reencontrarse con su país, también por pisar espacios que décadas atrás fueron testigos de momentos históricos como la Batalla de los niños héroes en el castillo de Chapultepec.
“Estar en la torre donde ocurrieron los hechos fue genial, ver esa postal, ver la dimensión de ese pulmón que tiene la ciudad de México, es muy emocionante, además de saber todo lo que ha pasado en ese edificio. Hubo muchos retos, porque hubo muchas restricciones del INAH, debíamos cuidar las instalaciones, sí hubo mucha investigación”, dijo Iñárritu.
Esta noche, Bardo se proyectará en Morelia, después de su paso por festivales como el de Venecia y Londres. Previo a la función inaugural y la ceremonia de apertura, el elenco estará presente en la clásica alfombra roja del FICM, la cual vuelve después de dos años de restricciones debido a la pandemia.
hc