Observar las aves es el tercer largometraje de Crowther y quiso reflejar una historia llena de emociones con Lena Daerna, una mujer con Alzheimer que al saber que la enfermedad le impedirá terminar la película que ella quería hacer, se pone en manos de una directora cuya madre pasa por lo mismo.
“Lena tiene este deterioro, es consciente de lo que le está pasando, su hija la apoya y quería poner un antagonista como su hijo que la confronta. El deterioro de la protagonista es el contexto; el meollo del asunto es que la vida tiene cosas dolorosas, ausencia, pérdidas, tristeza, pero aún así vale la pena”, destacó la directora.
“Observar las aves es sobre el amor de la vida de Lena que fue Henry y que ya no vive; era observador de las aves. En la cinta Lena menciona que ahora sí entiende la vida, pues estás aquí un instante como pájaro, y después te vas, estamos viendo lo efímero. Es una analogía de la fragilidad de la vida”, añadió Crowther.
El filme es protagonizado por Bea Aaronson, Jerry Marette, Ella Powell, Ana Cetti y la misma Andrea Martínez Crowther, quien realiza el personaje de una documentalista, como en la vida real.
“Yo quería interpretar a la documentalista aunque no soy actriz profesional no había otra opción para mí, la primera vez que salí escena fui un desastre. Y es que ambién hago documentales y también mi mamá sufrió de esta enfermedad, quería mostrar a una mujer herida que no ha sanado y está cerrada ante la vida a lo largo de la película, pues perdió a su hijo; es también parte de abrazar ese dolor para seguir gozando la vida. El dolor nos genera esa rudeza como se muestra en el papel que hago, en el caso de ambos personajes es aceptar lo que viene y la transformación, y hay que seguir gozando y viviendo”, destacó Andrea.
La protagonista, Bea, es pintora, y mencionó que fue un papel sencillo de aterrizar pues se conectó con su arte, sus sentimientos y la misma vida para poder interpretar a Lena.
“Esta película fue una escultura para mí, en tiempo y espacio, porque tengo demasiadas cosas dentro para compartir, y en compañía de una directora como Andrea fue increíble. Para mí, eso es la cinta: una escultura porque es tridimensional es una forma de arte. Hago del dolor una amiga, hago de mis heridas caricias, con tiempo algunas pueden cicatrizar o tener ciertas heridas abiertas y aquí las fibras fueron auténticas y tan profundas”, mencionó Aaronson.
“No hay fronteras entre realidad y ficción porque muchas veces algunas personas están nubladas con ello; la historia cuenta algo que te ayuda a entender una situación bastante difícil”, añadió.
La ficción que tiene un lenguaje documental busca contar esta historia de manera que conmueva al espectador por su autenticidad.
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